La Copa de Messi

El 27 de junio de 1987 la Copa América celebró su última jornada inaugural en suelo argentino. Un estreno albergado por el majestuoso estadio Monumental, hoy ruinoso testigo del paso de las hordas de River. Tres días antes de aquel estreno nacía en Rosario Lionel Andrés Messi Cuccitini. Han pasado 24 años desde que Maradona alzó en el estadio Azteca la Copa del Mundo. Inicio de una sequía agónica para un país tan futbolero como la Argentina. La dimensión de esta travesía en el desierto la ofrece un dato: el único 10 que ha ganado títulos desde entonces con Argentina es ¡Simeone! Campeón en el 91 y el 93.

Hoy el torneo amanece de nuevo en suelo porteño con Messi con la 10 albiceleste. Leo suscita división de opiniones. Unos observan con recelo su exitosa carrera culé, otros veneran su juego. Pero ambos bandos coinciden en que este torneo delimitará si Messi tiene la trascendencia celestial de Maradona.

Argentina salta a la cancha ansiosa por lograr un título necesario para la autoestima futbolística del país. El contrapunto es la festiva Brasil, rejuvenecida para tricampeonar. Menezes ha operado un relevo generacional con jóvenes como David Luiz, Ganso, Ramires, Pato y Neymar. Suplementados por Robinho y Alves. Neymar es su paradigma. El astro del Santos anda sacudiéndose su fama de firuleiro, que provoca que Europa le vincule más a la efervescencia de Robinho que a la productividad de Ronaldo. Tras conquistar la Libertadores con el Santos quiere marcharse del torneo triunfante en su primer cara a cara con Messi. Esta noche, con el Argentina-Bolivia arranca la Copa América, fútbol en estado puro, sin conservantes ni colorantes.