NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Rafael Gordillo

"Si es necesario, sería presidente otra vez"

Rafael ha ejercido de Churchill verdiblanco, con menos elocuencia pero tanto o más carisma que el estadista inglés. En las entrañas del Villamarín, al calor de su inseparable cola light, Gordillo atiende a AS en la que pudo ser su última entrevista como presidente del Betis. ¿O tal vez no?

Actualizado a
"Si es necesario, sería presidente otra vez"
reportaje gráfico: m. a. morenatti

Su sucesor parece Miguel Guillén, pero no lo van a descubrir hasta la Junta. ¿Cree que esta incertidumbre es buena?

No sé si es buena o es mala, pero es una decisión tomada hasta las últimas consecuencias, siente como siente. Creímos que es lo mejor para que esto no causara perjuicios durante un determinado tiempo.

¿Es consciente de que, muy posiblemente, el próximo presidente no vaya a tener el mismo quórum que usted?

Sé quién soy, pero quizá se exagera con eso. El presidente que haya va a tener mi apoyo incondicional y espero que le apoye todo el mundo. Si sigo en el club en otro puesto creo que estaré con el equipo, con las peñas, en los actos institucionales... El presidente estará conmigo, de la mano.

O sea, que será usted una especie de 'padrino'.

Sí, se le puede llamar así, o también mano derecha. Supongo que me marcarán una línea de trabajo si hago un trabajo institucional: el de estar al lado del presidente.

¿Le ha valido a usted la pena ser presidente del Betis?

Sin duda, estoy orgullosísimo de haber llegado a este punto del camino, de que se haya realizado el sueño de los miles de béticos que salieron a la calle el 15 de junio de 2009. Creo que todos ellos son ahora más béticos, se sienten liberados. Bosch y Porrúa decían que este Betis había que curarlo porque estaba, está, enfermo. Y en ello estamos. Ha sido un tiempo difícil, pero se están logrando cosas en las que yo he creído siempre. Te enseña a rectificar, a administrar el dinero, ves construir cosas que te llenan de satisfacción como presidente.

¿Ha aprendido algo?

Mucho. Especialmente, acerca de cómo es una institución. Ya había vivido esto de futbolista, de secretario técnico y de delegado. Pero ser presidente te mete en el mundo empresarial, de márketing junto a Miguel Guillén, en cosas que desconocía. La gente del club me ha enseñado por ejemplo a negociar, he estado en la firma de contratos. Aunque creo que hay que delegar porque esa es la mejor manera de dirigir un club. Esto es demasiado grande como para hacer lo que se hacía antes, que manejara sólo una persona.

Le costó ser presidente. ¿Cuándo lo decidió?

Desde el momento en que me enteré del fallecimiento de Porrúa se me metió en la cabeza ser presidente. Lo había discutido mucho con Juan Manuel, pero me negaba a ello... Su muerte me empujó de alguna manera a la presidencia. Se lo debía a él, y al Betis.

¿Vivir esto de tan cerca le ha hecho más bético?

No. No soy más bético que antes cuando era un chaval, o jugador, o cuando trabajaba en otra área del club. Pero lo soy mucho, que quede claro.

¿Aceptaría este gran reto de nuevo?

Si el Betis lo necesita de verdad, volvería a ser presidente. No sé si podría negarme. Esta vez me la he jugado bastante y Dios quiera que lo que ha vivido el Betis no se vuelva a vivir, pero estoy casi seguro de que aceptaría.

¿Tan duro ha resultado?

Antes de llegar a la presidencia vivimos una etapa más dura, llena de problemas y desengaños. Aunque ni a mí, ni a Porrúa ni a Luis (Huidobro) nos sorprendió lo que pasaba. Con verle la fotografía a ellos (Oliver, Vergara y compañía) ya sabíamos lo que pasaba.

¿Y los desengaños?

Jimmy (Rodríguez Sacristán) y Castaño permitieron entrar a Oliver de consejero. Eso fue una decepción muy grande, nunca debió pasar. Así estaba el club cuando llegamos...

Un Betis que era "un solar", dijo entonces. ¿Pasará de nuevo?

Ojalá el Betis nunca vuelva a encontrarse abandonado. Esté yo aquí o no esté. Dependemos mucho de que entre la pelota, así que espero que el Betis se quede en Primera. Con este patrimonio, nuestra gran afición, no debería suceder nunca otra cosa. Hay que tener un Betis estable institucionalmente. Dios quiera que se acierte en lo deportivo y hagamos una campaña aceptable.

Bosch, administrador y con el poder ejecutivo, dijo que el Betis no puede depender de la pelota. ¿Cuál es su relación con él?

Mi relación con José Antonio Bosch ha sido la misma que tuve con Porrúa o Luis Huidobro. Muy cercana. Me ha ayudado mucho en asuntos como el de que sea menos rebelde con las declaraciones, que tenga más discreción y yo a él le he intentado aportar temas de fútbol, que él no sabe. Ha habido buen feeling y sigue existiendo.

¿Está el club entonces en buenas manos?

Por supuesto. Ya dije un día que, aunque no sea hombre de fútbol o bético, Bosch tiene perfil para ser presidente de este club. No he podido convencerle como me convenció a mí al final Porrúa.

¿Acepta las críticas?

Quedan muchas cosas por hacer para que el Betis funcione como debe. Aquí nos encontramos problemas todos los días y sabemos que hay críticas. Algunos compañeros de la Prensa me han pegado palos, pero algún día intentaremos convencer a los que nos critican de que se habían equivocado. Y lo lograremos.

Le acusan de haber contratado a amigos.

Pues sí. Pero, ¿cómo voy a contratar enemigos? Ellos toman decisiones que no he tomado yo, que incluso he creído inoportunas. ¿Que son amigos del Écija? Están preparados y han jugado además en el Betis. Son gente de fútbol, que se podrán equivocar.

¿No le preocupa?

No. Éste no es el único club que mete a amigos. Míchel en el Madrid contrató a gente de su confianza, lo mismo ocurre en el Barça, en el Atlético... Pero cuando entra otro arrasan y quitan a los que había. Esto funciona así.

¿Teme que arrase Lopera si vuelve o cree que el de Jabugo aceptará su derrota?

No creo que Lopera piense en bajar los brazos, en tendernos la mano. Él no se sentirá culpable, querrá ganar en los tribunales. Pero nosotros intentaremos que no vuelva aquí.