Liga BBVA | Zaragoza
Agapito se guarda los fichajes bajo la manga
La demora en hacerlos oficiales responde a su estrategia habitual
El manejo de los tiempos de Agapito se ha convertido en un lugar común de su presidencia: sirve para explicar, o para intentarlo al menos, por qué el Real Zaragoza parece existir en una suspensión temporal que prolonga hasta lo indescifrable la conclusión de sus operaciones de fichaje. ¿Por qué la venta de Gabi no es oficial? ¿Por qué no se ha anunciado la compra de Abraham y Edu Oriol? ¿Por qué Lanzaro no recibe ya el contrato para cerrar su renovación? ¿En qué punto están las tentativas por Barrera, Juárez y demás mexicanos? O sea: ¿Cuándo se sabrá algo?
Ese desconcierto inducido forma parte del estilo de Agapito. Su palabra pesa en el quién, pero también resuelve cómo y cuándo. Tras un mes largo sin noticias (salvo la continuidad de Aguirre, anunciada cuando ya estaba en México), a pocos días de iniciar la campaña de abonados, Agapito tiene que mover ficha ya. Pero ese ya puede que no sea hoy ni mañana. Lo más probable es que espere al viernes, cuando comienza julio. Y a partir de ahí, arrancar una catarata de noticias. No sería nada nuevo...
El presidente tiene varias operaciones cerradas. Algunas se pueden anticipar. Otras entran dentro de lo imprevisible. Su forma de hacer permite suponer que las racionará en un golpe de efecto sostenido. Le gusta la metralleta: anunciar los fichajes en días consecutivos, dosificando a su antojo para alimentar un estado de opinión a través de los medios. Pero hay razones más pragmáticas. El presidente sabe que el 30 de junio, cuando venzan los plazos de pago que no va a poder satisfacer, puede haber denuncias. Y quiere combatirlas con fichajes: contraprogramación informativa frente al dietario de la crisis. Pero además, en medio de la intervención judicial y la crisis de la sociedad, hay quien apunta que retrasará hasta el 1 de julio cualquier operación para que forme parte ya del siguiente ejercicio.
Más allá de la ingeniería contable, Agapito está obligado a presentar novedades antes de que arranque la campaña de abonos. Sabe que no puede empezar a cobrar renovaciones sin haber dado nada a cambio. O no debería: lógica comercial, además de futbolística. También comienza el viernes la encuesta sobre el escudo, un guiño a los hinchas indignados. En cualquier caso, serán los fichajes los que determinen el ánimo y la respuesta del zaragocismo. Ahí es donde Agapito se la juega y donde campean todas las dudas. Javier Aguirre, mientras, aparece tranquilo en México, a la vista de sus palabras. Como ya ocurrió en el mercado invernal, en medio del escepticismo general el único convencido parece el Vasco. Por otro lado, es el único que habla públicamente en este Zaragoza silencioso. Al club y a Agapito, por supuesto, les parece que Aguirre es el hombre que habla demasiado.