Atlético | Carta abierta de Gabriel Camuñas
Hacia el fin de las sociedades anónimas
Considera que el actual modelo está ya agotado
¿Podrían Francia, Alemania, EE.UU. y España aceptar con el poso de cultura, tradición, sentimientos, música ser propiedad de una persona física o de una sociedad anónima?¿Puede administrarse tanto sentimiento y tanta historia simplemente por el valor del dinero? La respuesta es contundente y claramente NO.
Pues bien, en el mundo del fútbol está ocurriendo exactamente eso, clubes poseedores de multitud de sentimientos, de tradiciones pasadas de padres a hijos, con clarísimas vinculaciones geográficas, que resumen de alguna manera el espíritu de unas gentes ligadas a una localidad, a una provincia o a una región de nuestra querida España son dirigidos por un capataz que lo único que hace es aportar el puro dinero y en la mayoría de los casos ni eso.
Todos sabemos lo que representa el Athletic, el Barcelona, Betis, Atlético y eso no puede ser sustituido por un mero talón. ¿Cómo es posible que los sostenedores económicamente del club, con el pago de sus abonos, las compras por televisión, merchandising sean absolutamente ignorados por estos nuevos arribistas que sólo buscan notoriedad y dirigen los clubes con el más absoluto desprecio de los aficionados?.
La Ley Gómez Navarro de las S.A.D. ha sido todo un fracaso, no ha servido para controlar la deuda de los clubes, ni para responsabilizar a los dirigentes de tales desaguisados, por las deudas por ellos generadas. Tenemos ejemplos escandalosos de equipos que han multiplicado su deuda en estos últimos 20 años en más de un 1000% ¿No es escandaloso que de los 21 clubes de Europa que han acudido al concurso de acreedores, 20 sean españoles?¿No resulta igualmente chocante que el club mejor administrado de España sea Osasuna, que es propiedad de todos sus socios?
¿Cómo podemos perpetuar el anacronismo de que en la época de la dictadura del general Franco las únicas elecciones libres que se hacían eran las de los presidentes de los clubes de fútbol y ahora que vivimos en un régimen de libertad de opinión y democrático, sean precisamente los clubes de fútbol las únicas instituciones a las que se les ha privado de poder elegir a su presidente? En muchos casos, además, sometidos a dictaduras bochornosas, pues no hay más que ver la trayectoria de clubes históricos como el Atlético de Madrid, Real Betis, Rayo Vallecano, Real Zaragoza cuyas masas sociales han sido maltratadas hasta el límite de la rebelión que algunas de esas aficiones ya han puesto en marcha.
Es pues la hora de revisar la nefasta ley, que ha fracasado no sólo en España, sino en Inglaterra. A mi juicio, y al de todos aquellos que conformamos Atléticos por el Cambio, la nueva Ley debería devolver el club a sus legítimos propietarios, los socios, para así tapar la auténtica chapuza política que se orquestó en 1992 dejando a unos clubes en manos de sus socios y a otros en manos de estos arribistas. Por lo tanto, igualdad para todos para así poder competir de manera limpia.
Debería de prohibirse en dicha Ley que los clubes se endeuden como máximo un 20% del total de su presupuesto anual, debiendo por lo tanto crearse un órgano regulador de vigilancia en la administración, que imposibilite y prohíba los desatinos que estamos viendo actualmente.
Los nuevos dirigentes, elegidos por los socios, deberán responder económicamente con su patrimonio del aumento de la deuda que se haya hecho por encima de los límites marcados en la ley.
Por último, deberá llegarse a un consenso entre los clubes y las administraciones públicas para que las deudas con Hacienda y Seguridad Social tengan que pagarse obligatoriamente, pero en unos plazos que no hagan inviable la salvación de dichos clubes.
La administración no puede seguir mirando para otro lado durante más tiempo, nuestro fútbol está en quiebra y la desaparición de equipos históricos puede ser inminente. El malestar social que ello conllevará se extenderá por toda la geografía nacional en unos nuevos indignados por la legitimación y la permisividad que han permitido los poderes públicos para llegar a esta dramática situación, siendo por ello responsables subsidiarios de la catástrofe social que la desaparición del fútbol puede originar.
Gabriel Camuñas Solis. Dirigente de Atléticos por el Cambio