Liga BBVA | Granada
Pina y Pozzo: un tándem para reflotar equipos en crisis
Quique Pina y Gino Pozzo empezaron a colaborar en el Ciudad de Murcia. Pozzo, presidente de Udinese, le cede a Pina los jugadores que no le encajan en el equipo italiano y tras sacarles un gran rendimiento les venden.
Poco podían imaginar Quique Pina y Gino Pozzo, mientras negociaban la contratación por parte del Udinese del argentino de Independiente Cristhian Díaz al que el murciano intentaba introducir en Europa (no confundir con el futbolista del mismo nombre que jugó en el Atlético y que hoy forma parte del ejercito de leales al presidente del Granada), que una década después serían socios de una curiosa multinacional especializada en reflotar y dar brillo a equipos de fútbol en crisis.
Fue tal el flechazo que Pozzo, presidente de Udinese y rico heredero de un imperio levantado por su padre Gianpaolo, sintió por Pina que, desde aquella fecha, no han parado de hacer negocios futboleros. Fue la enésima demostración de que los polos opuestos se atraen: Pozzo, educado en los liceos más exclusivos del Friuli, se sintió atraído por Pina, hijo de un visitador médico, obsesionado con el fútbol y convencido de que éste le daría la vida de millonario de la que hoy disfruta. De un Pina que primero lo intentó como futbolista (se formó en la cantera del Murcia y llegó al Mérida de Juanito) y que pronto, con un éxito arrollador, pasó a los despachos. Comenzaron a colaborar con aquel proyecto de Pina en el Ciudad de Murcia al que desde Tercera puso en Segunda y cerca de Primera. El modelo, aún vigente, era sencillo: Pozzo cedía jugadores que no le encajaban en el Udinese y Pina los ponía en el expositor. Les sacaba rendimiento y luego se generaban plusvalías con jugosos traspasos. Eso hicieron con Henok Goitom, que llegó siendo un desconocido al Ciudad, y al que vendieron al Murcia en más de tres millones de euros.
Tan bien les iba que Pozzo dio a Pina poderes (y un suculento contrato como jefe de ojeadores del Udinese) para fichar talentos por todo el mundo a bajo coste para luego revenderlos. Uno de ellos es Alexis Sánchez, fichado por los italianos por indicación de Pina por cinco millones de euros que cuatro años después se han multiplicado por diez. Con esta fórmula, Udinese controla más de 110 futbolistas y ese excedente había que utilizarlo. Así es como a Pina se le ocurrió comprar el Granada, con el dinero y el respaldo de Pozzo.
El Granada, su último éxito
La elección del Granada no fue al azar. Pina, que venía de vender el Ciudad de Murcia a un empresario granadino (Carlos Marsá dueño del desaparecido Granada74 pagó más de 20 millones al murciano) sabía del potencial de la capital andaluza y asumió el control de los rojiblancos que malvivían en Segunda B. Convenció a Pozzo para que entrara y le cediera a Dani Benítez (fichado por 300.000 euros a un Mallorca que para recuperarlo tendrá que poner más de ocho), Ighalo, Nyom, Menhsa o Mainz. Con ellos logró el ascenso a Segunda y, por el mismo conducto, se unieron el pasado verano los Orellana, Álex Geijo y Siqueira con los que el Granada ha llegado a Primera.