Pablo decidió y acerca el ascenso a Miranda

El sueño del ascenso es un poco más rojillo tras el zarpazo que pegó ayer el Mirandés, con un gol que en ese momento ya ni esperaba, pero que supone una victoria de oro que pone la Segunda muy a tiro de Miranda de Ebro.

El choque respondió al guión previsto de los partidos de ida, con miedo, precipitación y la sensación común de que si es importante anotar y sacar ventaja, casi lo es más no encajar y lamentar errores de cara a la vuelta. Y, cómo no, de un error del Guadalajara llegó el solitario gol que tiene desequilibrada la balanza, ya en el minuto 89.

La jugada decisiva nació en un córner a favor del Depor, equipo que suele sacar oro del balón parado (y cuánto echó de menos ayer a Ernesto), y se convirtió en una contra del Mirandés, que por entonces llevaba un cuarto de hora con diez. El balón viajó de área a área y, para más desgracia local, llegó a los pies del mejor jugador del partido, Pablo Infante, que definió con sangre fría.

Fue un jarro de agua fría total para el Depor porque, pasada la media hora inicial de tanteo, que acabó con un paradón de Saizar, la sensación era que el partido se inclinaba cada vez más hacia la meta de un soberbio Wilfred.

Anduva decidirá y será una fiesta como lo fue ayer el Escartín. Por ahora, manda el Mirandés.