Valencia | Mehemt Topal pasa revista
"Que continúe Albelda es positivo para mí"
Mehmet Topal pasa revista a su primer año en el Valencia y a los muchos que espera vivir como ché. Ni se plantea su futuro lejos de Mestalla y sabe en lo que debe mejorar: "Pensar y jugar mucho más rápido".
Mehmet Topal es uno de los seis ciudadanos turcos que viven en Valencia. Al menos, según desvela el registro oficial de la Embajada de Turquía en España. El porqué sabemos y desvelamos el dato tiene su historia. Resulta que, hasta la puerta del consulado, llamaron los representantes de Topal (IMG) para buscarle un profesor que fuera turco y hablara español. El idioma ha sido uno de los males de cabeza del centrocampista otomano ("aunque menos de lo esperado") en su primer año como blanquinegro y gracias a su maestra Azly (a quien la Copa América trajo a Valencia hace seis años y aquí se quedó) la presencia del turco en las alineaciones de Emery con el paso de los meses ha ido a más, como su español.
Mehmet Topal (Malatya, 1986) acude dispuesto a pasar una agradable velada, como no puede ser de otra manera en el inigualable marco del restaurante Brassa de Mar. Los presentes cenamos y él sólo mira. "Ya he comido, gracias". Es estricto con sus hábitos y suele cenar antes de las ocho y media. A lo que no puede resistirse es a degustar un trozo de tarta de chocolote a la hora de los postres. "Lo confieso, me gusta el dulce".
El turco es de los futbolistas que gusta entrevistar. No tiene una historia que contar, tiene infinidad. Entramos en faena. Nos habla de la calle de su barrio en Malatya donde comenzó a jugar a fútbol. Siempre fanático del Galatasaray y de Zinedine Zidane, de quien tenía un póster colgado en su habitación y por quien luce el dorsal '5' a la espalda. No le conoce personalmente, aunque con la llegada de sus compatriotas y amigos Sahinm y Altintop el encuentro puede estar más cerca. Confiesa que supo por primera vez del Valencia en los años de las dos finales de Champions. "¿Qué quién me gustaba? Aimar, Cañizares, Carboni y Albelda". Mentado el último nombre cambiamos de tercio.
"Su renovación es una gran noticia para el Valencia y es buena para mí", afirma tajante y mirando a los ojos Topal. Albelda, más allá de 'rival' por la titularidad, es un referente en el vestuario ché para el turco. "De una persona como David, que lleva tantos años en un fútbol como el español y en un club como el Valencia, uno no puede más que aprender". Albelda también es el casero de Topal. "Cuando se acerca el final de cada mes, me pregunta entre risas en el vestuario: ¿Este mes me vas a pagar el alquiler o no?".
En la zona de la Avenida de las Cortes Valencianas, muy cerquita del futuro nuevo Mestalla, Topal ha encontrado un hogar y un lugar en el que espera estar por muchos años. "No añoro nada de Turquía". La ciudad le ha encantado, "sobre todo a mi mujer, lo que me hace ser todavía más feliz, porque si mi familia está contenta, yo lo estoy también". La paella le ha ganado, todo lo contrario que el rabo de toro -"lo más extraño que he comido en mi vida"-. Por cierto, en unos meses nacerá su primer hijo (o hija, todavía no lo sabe) y confiesa que para "mi mujer y para mí será un honor que tenga pasaporte español", porque la idea que tiene la pareja es que nazca aquí, en Valencia. Queda claro que descarta volver a corto y hasta medio plazo a su país, pese a que cartel tiene de sobra entre los clubes punteros de la Liga turca, como Fenerbahce, Besiktas y, como no, Galatasaray, equipos que quisieran repescarlo. Pero ni él quiere regresar ya ni la entidad ché tiene intención alguna de dejarle marchar.
Topal considera que en su primer año en la entidad ché "las cosas me han ido mejor de lo que podía incluso esperar". Reconoce que tenía miedo a que no se adaptara como debiera. "Pensaba que iba a ser más difícil para mí, era la primera vez que salía de mi país, venía a otro fútbol, muy diferente por la velocidad con la que se juega en España, por no hablar del idioma". Precisamente por culpa de no poder explicarse como quisiera en castellano sufrió una de las peores experiencias profesionales de su carrera: la expulsión en Sevilla.
"Aquel día no pude dormir, sentí impotencia, nunca me habían expulsado y no hice nada como para ver tarjeta roja, intenté decirle algo al árbitro y no pude, no tenía palabras ha sido lo peor que me ha pasado desde que llegué a Valencia". Recordando alguno de los malos momentos vividos sale a conversación el día en el que se saltó a la torera uno de los entrenamientos que organiza Unai Emery tras los partidos. "¿Qué fue lo que pasó? ¿Díganos su versión?". Apunta que aquel día había 19 convocados, él fue el descarte porque estaba un poco resfriado, vio el partido en el palco y cuando terminó se marchó a casa simplemente porque pensaba que sólo tenían que entrenar los 18 futbolistas que se vistieron de corto. Lo habló con Unai y el tema quedó zanjado. Eso sí, previo pago de una sanción económica.
Topal pasó página de todo ello y se prepara para lo peor. Bueno, digamos para un año más duro que el pasado. Porque el centrocampista turco tiene clara una cosa: "Sé que la temporada que viene va a ser más difícil". ¿Por qué? "Uno tiene que marcarse retos, mejorar, ir a más en su fútbol, voy a trabajar mucho más, tengo que hacerlo para ser mejor, es lo que quiero y a lo que aspiro, este año ha sido de adaptación, pero el año que viene la gente ya sabe quien soy y tengo que dar más de mí". Entre otras parcelas, Topal quiere mejorar físicamente y también tácticamente. "Jugar a mayor ritmo, pensar y tocar más rápido".