'Tomahawk' Albacar rompe Pucela

Ya no hay dudas de que el nuevo sistema de playoff es todo un éxito. Fútbol en estado puro. Parecía que nada podía superar a lo que sucedió en Los Cármenes el sábado, pero ayer el fútbol dio una nueva vuelta de tuerca en el Martínez Valero. Y es que cuando parecía que el Valladolid había sentenciado la eliminatoria con un golazo de Óscar, en la primera mitad, el partido entró en un estado de convulsión tal que el Elche le dio la vuelta, en sólo 13 minutos, a una eliminatoria que ya se marchaba camino de Pucela.

La garra, el oficio, el esfuerzo y la cabezonería del Elche superó a la técnica y al fútbol de toque vallisoletanos. Quizás injusto para los amantes del tiqui-taca pero excitante para los admiradores del fútbol canchero. No me extrañaría que algún directivo del Valladolid acuda a un parasicólogo para que le saque de dudas sobre el Martínez Valero. En el partido de Liga, Pelegrín le empató (2-2) en el descuento con Palanca de portero franjiverde. Ayer, tres errores garrafales (dos de sus jugadores y uno del árbitro) les mandaron para casa cuando ya se veían en la final tras un gol de Óscar que, unido al de Guerra en el Zorrilla, ponían una ventaja casi insalvable para el Elche.

Los vallisoletanos le echaron la culpa de la derrota al árbitro. Pero fatalidades y protestas al margen, el hombre de la remontada fue Edu Albacar. El lateral de Sant Jaume d'Enveja le pidió prestado el tomahawk a Cristiano Ronaldo y levantó, en dos minutos, a su equipo de la lona. Dos faltas, dos goles. En el primero, le pegó violentamente al más puro estilo del portugués, desde 35 metros. El balón cogió un efecto extraño en el último instante y Javi Jiménez no estuvo fino para poner el cuerpo detrás de sus manos.

Tres minutos después, en la última jugada del primer acto, Amoedo Chas entendió que Valiente había tocado con la mano cuando en realidad había despejado con la cabeza. La protestaron como un penalti. No lo era pero para Albacar casi que sí. Distancia y perfil preferidos. Golazo por la escuadra y el Elche se enchufaba más que nunca a la eliminatoria.

Tras el descanso, el Valladolid siguió a lo suyo intentando congelar el duelo. Por momentos lo logró. Pero en una contra, David Sánchez la puso en el área, el balón quedaba franco para Jiménez, pero Jordi metió la puntita para desviar hacia su portería. Ángel la empujó como buen artillero. A partir de ahí, sencillamente no se jugó. Acciari, especialista en estas lides, calentó y enfrió el partido hasta desquiciar a un Valladolid que seguirá en Segunda. El Granada, último escollo para el Elche.