Rogerio Ceni
"Marcar de falta tiene mérito. Tirar un penalti supone una responsabilidad"
Rogerio Ceni (Pato Branco, 22-1-1973) ha hecho historia al ser el primer meta en marcar más de 100 goles. El brasileño revela a AS, en su primera entrevista en Europa, que debutó con el Sao Paulo en Santiago de Compostela, que conoció el fallecimiento de su madre viajando de A Coruña a Cádiz, sus trucos para tirar faltas, que Van der Sar es su referente...
Usted comenzó jugando a otro deporte tan brasileño como el fútbol, el voleibol...
Tenía una buena complexión física y llegué a militar en la selección brasileña en los Juegos Estudiantiles. Corría finales de los 80, estudiaba Economía y era becario en un banco.
Lo de ser portero llegó fruto de una casualidad, ¿no?
Sí, en el Sinop. Un día faltó un portero y me puse. Luego Nilo Neves apostó por mí tras lesionarse los porteros del primer equipo y hasta hoy.
Del Sinop, al Sao Paulo. ¿Cómo cambia Tele Santana su concepción del fútbol?
Absolutamente. Mi juego con los pies era deficiente porque era debilucho y un día me dijo: "Quiero que vengas treinta minutos antes de los entrenamientos para practicar. Esa media hora cambiará tu vida". Comencé tratando de dar al larguero. Pensé, si soy capaz de acertar con el travesaño, seré capaz de meterla en la portería evitando la barrera.
¿Le ayudaban a sacar de puerta?
Sí, porque no tenía fuerza. Era desgarbado, más de 1,80 y sólo 68 kilos, y no tenía potencia para llegar al centro del campo. Por eso lo hacía.
Cuentan las crónicas que su desembarco en el Sao Paulo fue accidentado. Al primer entrenamiento llegó tarde y se tragó un golazo de Leonardo.
Si lo dicen las crónicas... Ni me acuerdo. Sería en septiembre del...¿89? No, del 90.
¿Es cierto que un día le robaron las botas cuando se dirigía a entrenarse a Morumbí?
Me asaltaron y me robaron unas botas que estaba pagando a plazos.
Su primer título llega con el llamado 'Expresinho', el segundo equipo del Sao Paulo.
Ganamos la Copa Conmebol en el 94. Zetti era titular del primer equipo y yo pulía defectos en el Expresinho y en los entrenamientos con los mayores.
Aunque para entonces ya había debutado como portero titular del Sao Paulo.
Debuté en 1993, en un torneo celebrado en Santiago de Compostela ante el Tenerife. Fue mi primer viaje como futbolista profesional. Jamás lo olvidaré. Era prácticamente mi debut. Recuerdo que luego participamos en el Teresa Herrera y tuve una buena actuación en la semifinal ante el Lazio, al que ganamos 3-1. Posteriormente perdimos la final ante el Barcelona con un gol de Romario. En aquel Barça jugaban Koeman, Nadal, Ferrer, Zubizarreta... Pero también fue un viaje triste para mí.
¿Por qué?
Competimos en el Teresa Herrera y cuando iba camino de Cádiz, donde estábamos invitados al Ramón de Carranza, recibí la noticia de la muerte de mi madre. Fue realmente triste.
¿Sus actuaciones no desperaron el interés de los clubes europeos?
Ciertamente tuve posibilidades de ir a Europa. Muchas ofertas llegaban de equipos donde tenía amigos, lo cual era un aliciente. En España, por ejemplo, el Deportivo contactó conmigo a través de Mauro Silva cuando se conoció que Molina tenía cáncer. Recibí otra oferta del Hannover 96, pero era sólo por una temporada y no la encontré atractiva. Nunca tuve interés por ir a Europa porque no llegaban propuestas de equipo que optasen a luchar por títulos como Barça, Real Madrid, Milán...
Habla de Europa, pero en Brasil ha renunciado a alguna que mejoraba su ficha en el Sao Paulo. ¿Por qué esa lealtad? Lleva 21 temporadas...
En 1996 el Goiás me hizo una oferta a través del Profesor Medina, con quien trabajé en Sao Paulo. Era más alta que la del Sao Paulo, pero hablé con Fernando Pareja Rey, el presidente, que renovó mi contrato, me pidió paciencia y me dijo que la temporada siguiente sería titular. Así ocurrió. El Sao Paulo traspasó a Zetti al Santos y gané la titularidad.
Años después se vengó de Zetti marcándole un gol cuando era portero del Santos.
No, fue una casualidad.
El 15 de febrero del 97 lanzó su primera falta ante el Unio Sao Joao. Fue su primer gol.
Por entonces tenía muy trabajado el lanzamiento.
¿Cuánto tiempo dedica a entrenar las faltas y penaltis?
Cuando metí aquel gol ejercitaba más el lanzamiento. Ahora en el entrenamiento del día antes de partido lanzo de 40 a 50 faltas. No practico tanto como antes, pero sigo haciéndolo en la víspera de los partidos.
¿Es cierto que en 2005, año en que usted marcó 21 goles, el club fichó a Aloisio para forzar faltas y penaltis?
Se habló de ello. Lo cierto es que provocaba muchas faltas y penaltis y yo logré 21 tantos.
¿Lanzar una falta y un penalti son desafíos diferentes?
Por supuesto, suponen desafíos complemente diferentes. Marcar un gol de falta acarrea el mérito de superar la barrera y al portero. El penalti es un reto diferente. Lanzar una falta máxima supone una responsabilidad. Es más simple que el lanzamiento de falta, pero conlleva mayor responsabilidad. Digamos que son desafíos psicológicamente distintos.
Explique esto de la diferencia en el desafío psicológico.
En el penalti, el aspecto psicológico es importante porque uno debe mantener la calma para golpear con precisión y timing. ¿Por qué la calma es decisiva? Porque si aguantas, el portero siempre se vence, y así puedes dirigirlo al lado contrario. Mientras que en la falta no hay batalla psicológica. Hay margen de reacción para el portero. El lanzador elige un lugar de antemano y el objetivo primordial es eludir la barrera.
¿Usted tiene más posibilidades de marcar un penalti por ser guardameta y conocer los códigos?
No creo que sea más fácil marcar un penalti por conocer los códigos del portero. Por supuesto que trato de pensar cómo lo haría mi rival, pero cada uno piensa de manera diferente. Hay porteros jóvenes, experimentados, que contemporizan, ágiles, mejor posicionados... Cada uno es un mundo.
¿Cumple Rogerio algún tipo de liturgia para detener penaltis?
Estudio el fútbol. Cuando me enfrento a un rival, analizo a sus lanzadores de faltas, córners y penaltis. Intento conocer el origen de cada balón parado que llega a mi área. Y repito poco.
El 23 de octubre de 1997 se enfrentaron los dos porteros más goleadores de la historia en la Copa Libertadores. Vélez-Sao Paulo. Penalti a favor de su rival con Chilavert de lanzador. ¿Qué recuerda? ¿Supuso un desafío especial?
No tengo conciencia de haber vivido entonces un momento especial. Chilavert marcó, pero conseguimos clasificarnos al empatar 3-3 allí.
¿Tomó a Chilavert como referencia en sus inicios?
Nunca había prestado especial atención al lanzamiento de faltas y penaltis. Lo he entrenado por mí mismo. Cuando empecé nunca me fijé en alguien en concreto. Soy autodidacta.
¿Qué destacaría de Chilavert como lanzador?
Chilavert anotó muchos goles con Vélez y Paraguay aprovechando su potencia de disparo. Le pegaba muy duro.
¿Y de Higuita?
Es más conocido por aquella acrobacia en Wembley, ¿el escorpión? Pero está considerado todo un héroe en Colombia.
¿Y Campos?
Aunque su repercusión fue menor, Jorge además de ser el más rápido y ágil, era uno de los porteros de mayor calidad con el balón en los pies.
¿Y cómo se define Ceni?
Yo soy yo. Prefiero que me definan otros.
Bajo palos, ¿le ha servido de referencia en estas dos décadas algún portero?
Me gusta jugar de líbero porque aporta más seguridad a la defensa de cuatro y dinamiza el juego del equipo. Cuando defiendes con una línea de cuatro puedes complementar esa línea, frenar el contrataque adversario e iniciar el juego. Por eso me fijo mucho en Van der Sar. Funciona muy bien con los pies y es fiable bajo palos.
Sabía que de los 96 partidos en los que ha marcado usted, el Sao Paulo sólo perdió tres.
Es fruto del trabajo del equipo. Y si mis goles ayudan, pues mejor. Lo importantes es ganar para seguir sumando títulos.
Ha ganado Mundial, Confederaciones, Mundialito de Clubes, Libertadores, ligas... ¿Le falta por ganar algo?
Otro grande con Sao Paulo y dejarlo la temporada que viene.
Marcando goles...
Evitándolos, que es mi cometido. Y si puedo marcar más...
Aquella media hora de Tele Santana le cambió la vida.
No sabe usted cuánto.