El club insta a actuar para echar a Alí Syed
Se les ha acabado la paciencia. El presidente y el director general del Racing han llegado a la conclusión de que no se puede esperar más a que el máximo accionista cumpla sus compromisos. Está bloqueando al club y cada día que pasa sin su salida es un paso hacia la hecatombe.

Tenían ganas de soltar amarras con Alí Syed. Se les notaba. Los dos máximos (y casi únicos) ejecutivos del Racing llevaban demasiado tiempo mordiéndose la lengua cuando de hablar del máximo accionista de la entidad se trata; ayer eso se acabó. Claramente reconocieron que están trabajando para propiciar su salida del club e instaron a las otras dos partes implicadas, Dumviro y Cantur, o lo que es lo mismo, Gobierno de Cantabria, a que vayan de la mano a ejecutar todas las garantías previstas en sus respectivos contratos con WGA, la empresa del indio para, ante los reiterados incumplimientos de éste, bloquearle accionarialmente, primero, y sacarle de la entidad, después: "O cumple, o vende o hay que sacarle del club".
La comparecencia pública de ayer supone en la práctica la ruptura del último nexo de unión que le quedaba a Alí Syed en Cantabria, Francisco Pernía. El presidente de la entidad, el único con firma en la sociedad, es la persona que mejor conoce aquí al peculiar magnate asiático, el que habla con él con regularidad, el que le insiste diariamente a que pague lo que ha prometido tanto en público como en repetidos correos electrónicos. Ya ha arrojado la toalla. Sencillamente, da la sensación, no cree que Alí vaya a cumplir con nadie y que sus reiteradas disculpas (la denuncia de los cuatro exdirectivos de Silver Eagle presentada el 18 de mayo en los tribunales es la principal) no buscan más que encubrir sus mentiras y ganar tiempo.
Hay dos planes.
Tres, si se incluye en el que nadie ya cree, que es el que significaría que Alí Syed paga lo que debe a los que le vendieron, paga lo que prometió y acude a las ampliaciones de capital. La que está en marcha de 3,8 millones y la otra aprobada de 3,5, no la fantasiosa de 50 millones que anunció en un momento de euforia.
Las dos vías en las que confían pasan por, en un primer caso, encontrar un inversor que compre las acciones de WGA y aporte liquidez inmediata. Ahí Pernía fue moderadamente optimista: "Estamos manteniendo reuniones y la verdad es que tienen buena pinta, creo que es posible encontrar un inversor solvente. Hace tres años que, por sus propias dificultades económicas, no hemos podido contar con el respaldo de un empresario, como tienen casi todos los clubes, que aporte dinero o avales. Seríamos irresponsables si dejáramos que continuara la actual situación accionarial".
El tercer plan, autogestionar la crisis, tiene como condición sine qua non cerrar un convenio con Hacienda a dos años y lograr un aval de 7 millones del Gobierno de Cantabria.