Liga BBVA | Real Madrid
El caso Agüero enfrenta ya a Madrid y Atlético
Gil alude al 'pacto de caballeros' y los blancos no ven que se cumpla
A pesar de los constantes desmentidos de una y otra parte (o precisamente por ellos), el caso Agüero recuerda mucho al protocolo de los grandes fichajes del Real Madrid. Véase Zidane, Beckham o Ronaldo. En cada una de esas situaciones, el futbolista fue el encargado de dar el primer paso al declarar públicamente su deseo de ser traspasado. Desde ese punto de partida se desarrolla la trama. El club propietario trata de evitar el traspaso, ya sea por nostalgia o para subir el precio del jugador; tal vez por ambas razones. De manera que en esa fase, en la que nos encontraríamos ahora, se cruzan manifestaciones que expresan decisiones innegociables, del tipo "Me quiero ir" y "No queremos vender".
La entrada del Real Madrid en escena suele ser iniciativa de los medios, lo que dice bastante de su buen olfato. Y la reacción de los clubes, por razones que habrá que analizar, es, habitualmente, furibunda. Daría la sensación de que el Madrid no ficha, sino que invade. En Europa el último ejemplo nos lo sirvió el Bayern en relación al interés madridista por Ribéry. La negativa del club muniqués fue radical, casi violenta, y la tibieza del futbolista acabó de frustrar el fichaje. Sin embargo, y esto es curioso, semejante hostilidad no impidió que Robben tomara el avión Madrid-Múnich, en lo que ha supuesto una excelente operación para los bávaros.
En España el panorama se presenta aún más excesivo. El Valencia y el Sevilla sacan los tanques a la calle ante cualquier aproximación del Madrid, lo que no evita, una vez más, que exmadridistas como Mata o Negredo recalen en dichos clubes. Y parecida postura está adoptando ahora el Atlético, que compró no hace tanto a Reyes. El objetivo no es sacar el mayor beneficio de una venta inevitable, sino impedir que Agüero fiche por el Madrid. Nadie hace cálculos sobre los jugadores que podrían ser incluidos en la operación (Pedro León, Canales, quizá Negredo) y que, aliviarían, junto al dinero, la venta del Kun. Nadie atiende a los deseos del querido delantero. La única misión es que Agüero no juegue en el Madrid.
La paradoja es que el Atlético declara una guerra al mismo tiempo que remite a un pacto de caballeros con Florentino. El hecho es que reacciona con hostilidad a una hostilidad que no se ha producido. "Es imposible que el Kun acabe en el Madrid. Puede ir a cualquier equipo que pague el importe íntegro de su cláusula, menos al Madrid. No es problema de dinero, sino de principios. No va ir allí ni este año ni los próximos. Florentino me facultó para decir que ellos nunca van a llevar a cabo una operación hostil". Así se manifestó ayer Miguel Ángel Gil, máximo accionista del Atlético. Su última idea es vender al jugador con una "cláusula anti-Madrid".
Molesto.
El caso es que el Real Madrid empieza a replantearse su posición en ese desigual pacto de no agresión. No siente que el Atlético se comporte en los cauces de una relación amistosa. Hay quien piensa, además, que su compromiso debería ser tan vinculante como las palabras de Cerezo cuando afirma que los futbolistas juegan donde quieren hacerlo. Tanto como las cláusulas de rescisión, fijadas (y rebajadas) voluntariamente por las partes.
"En este momento nosotros no estamos contemplando esa posibilidad". Eso respondió Florentino Pérez al ser preguntado por Agüero en su última comparecencia. No dijo "never, never", sino "en este momento". Y el momento fue el miércoles, hace un mundo.