P. Munitis
Hoy es el día en el que se les agota la paciencia
Asegurada ya la permanencia y a punto de cerrar la temporada, los componentes de la plantilla racinguista, especialmente los 11 a los que se les adeuda dinero desde hace un año, van a retomar su denuncia de los impagos y mentiras de Alí Syed y la falta de soluciones que ofrece el club.
Doce hombres con piedad. Y sobre todo con mucha paciencia. Doce hombres, los 11 jugadores que arrastran deudas por parte del Racing desde el 30 de junio de 2010 (Toño, Coltorti, Pinillos, Torrejón, Christian, Colsa, Diop, Lacen, Serrano, Arana y Munitis) y su entrenador, Marcelino, que han sido capaces de separar la intranquilidad económica por los impagos y la rabia por las mentiras del máximo accionista del rendimiento deportivo y, junto al resto de sus compañeros, han logrado sacar adelante el carro y aún luchan, en la última jornada por ser ¡octavos!. Doce hombres, 11 más uno, que hoy van a decir basta.
Tras el entrenamiento de hoy, los jugadores a los que se les adeuda el dinero, respaldados por el resto de futbolistas y técnicos, sacarán a la luz pública un nuevo comunicado en el que denunciarán su situación y pedirán, a quién corresponda, ayuda para cobrar lo que se les adeuda y evitarles dar el paso al que se resisten con todas sus fuerzas: denunciar al club ante la Federación y la Liga.
En el botiquín.
Ayer, antes del entrenamiento, los jugadores solos se reunieron durante media hora en el botiquín de La Albericia para discutir la estrategia que van a seguir a partir de este momento. Aunque algunos eran partidarios de elevar el grado de dureza de las reivindicaciones, la mayoría del vestuario prefiere seguir por una línea conciliadora: otro comunicado, algo más duro que el anterior, para que los aficionados vayan entendiendo que si la situación les hace inevitable denunciar al club será como última medida para intentar cobrar lo que se les adeuda.
Hoy darán forma al escrito y no se descarta que ideen alguna manera de hacer pública su denuncia el domingo en el estadio. Esperan que directivos y políticos den un paso adelante si Alí, como todos ellos se temen, no responde a lo varias veces prometido.