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villarreal 1 - real madrid 3 liga bbva

Cristiano Ronaldo entra en la historia a balón parado

Con dos goles de falta, uno en cada tiempo, cazó a Zarra y Hugo Sánchez. Aplastante superioridad del Madrid en la primera media hora. Reacción insuficiente del Villarreal.

Luis Nieto
Cristiano Ronaldo entra en la historia a balón parado

La Liga se le ha hecho corta al Madrid, empeñado en que cuando esto acabe quede mucho de lo que presumir: goles, dignidad, espíritu, futuro y Cristiano Ronaldo. La conversión de aspirante a derrotado no le ha quitado el hambre ni el buen humor. Ha cambiado de futbolistas y de diseños y con todos ha sido estupendo en esta recta final. En Bilbao, en Valencia, en Sevilla, plazas mayores. Ayer menos, pero jugó para Cristiano y para sí mismo, empeñado en aparecer pegadísimo al Barça en la foto final. El portugués ya está en la historia, junto a Hugo y Zarra, tras ese soberbio salto de 38 goles. Los de ayer llegaron a balón parado, último ejemplo de su versatilidad.

El Villarreal, en cambio, ha terminado pagando la descompensación entre su agenda de superquipo para todo y su plantilla limitada. Anoche empezó como un grupo seco, gastado como las suelas de Di María. Con el objetivo cumplido, hace mucho tiempo que pide la hora. Luego, el entusiasmo disimuló su fatiga aunque no le dio para puntuar.

Posesión blanca

Y el Madrid, con un dibujo capicúa, 3-4-3, le quitó de salida el balón y la autoridad. Mandaron Xabi Alonso y Granero, que demostraron de nuevo que no son cables cruzados, con Arbeloa y Marcelo elevados a centrocampistas por delante del trío Pepe-Carvalho-Ramos. El uniforme táctico tenía un brazo, el izquierdo, más largo que otro, lo que no le quitó prestancia. El Villarreal, sin la pelota, se quedó en casi nada. El casi fue Rossi, que es salir siempre a cazar con galgo. Tuvo la primera, tras enhebrar un pared con Ruben y plantarse como un velocista ante Casillas, que se pasó de frenada pero le dejó poco ángulo al italoamericano.

Fue la primera de las malas noticias del lance. La segunda le llegó al Submarino de inmediato, en la contra del Madrid al saque del córner, emprendida por Benzema, reactivada involuntariamente por Bruno, alargada por Kaká y rematada por Marcelo con arranque de lateral, profundidad de extremo y remate picado de ariete. Un tres en uno. Lo que fue Roberto Carlos. Lo que ha sido él esta temporada. El Madrid mataba en largo, una suerte en la que Guardiola le reconoce como el mejor del mundo pero que no retrataba bien su iniciativa en el duelo.

Cristiano

Para entonces Cristiano se había perdonado un gol al engancharse en la carrera. Lo remedió a balón parado, en un lanzamiento de derecha soberbio ante el que Diego López quizá despegó tarde. La alineación, sin Özil ni Di María, dos lanzadores, y con Kaká y Benzema, dos llegadores, no parecía ayudarle en su asalto al récord pero para las jugadas de bote no necesita socios.

Luego el Madrid se ensimismó, se dejó ir y aparecieron Borja Valero (¿cuántos andaban de vacaciones en el Madrid el día que le evaluaron?) y Cani. El gol de éste, preparado con la elaboración que le ha dado tan buen nombre al Villarreal, igualó fuerzas. También contribuyó que Kaká y Benzema se evaporaran, costumbre molesta y repetida, y que Bruno apretara en el centro. Ruben perdió en el remate la ventaja de un gran desmarque y Granero buscó el gol-milagro desde el círculo central ante un desubicado Diego López.

Lo cierto es que hubo partido, pero estuvo más cerca de matarlo el Madrid, con dos buenas opciones de Özil, al que Undiano le anuló injustamente un gol, y un zapatazo de Cristiano que de equilibrarlo el Villarreal, aunque un misil de Mario lo buscó de verdad. Con el suspense acabó la derecha de Cristiano, en una falta en el descuento que no dejó pasar. En este quedó libre de toda sospecha Diego López: el pelotazo fue vertiginoso y colocado. Al Villarreal le quedó la dulce penitencia de una ronda previa en la Champions y a Mourinho, el consuelo de haber conseguido que el equipo no perdiera adherencia al campeonato probablemente enganchado a un empeño de Cristiano que está a un paso. El desafío de uno es el desafío de todos.