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Liga BBVA | Osasuna 2 - Sevilla 3

Delirio en Pamplona: heroico Osasuna

Osasuna remonta con épica un 0-2 y acaricia la permanencia. El Sevilla se complica Europa.

<b>EUFORIA Y ÉXTASIS EN PAMPLONA. </b>Kike Sola celebra uno de los dos goles que anotó ante el Sevilla.
EUFORIA Y ÉXTASIS EN PAMPLONA. Kike Sola celebra uno de los dos goles que anotó ante el Sevilla.

Tiembla y casi llora el viejo Sadar. Porque la heroicidad de ayer también debió emocionar, estén donde estén, a Fermín Ezcurra y a Pedro Mari Zabalza. A Rípodas y Pizo Gómez. Hasta a Sammy Lee y Robinson si llegó a tiempo para verlo. Osasuna seguirá en Primera. El sitio de la ciudad, de este club de fútbol esforzado y ejemplar. Pamplona, que siente con orgullo la pertenencia a una clase, se emocionó con su Osasuna, que se dejó un tobillo (Nelson), sangre (Camuñas) y hasta alma para conseguir una hazaña: la épica remontada (3-2) deja virtualmente en Primera a Osasuna. Fue la victoria del corazón, a la que te hace volar una afición que juega los partidos como si estuviera en el verde. Y que quiere pasión.

Al Sevilla le pasó un huracán rojo en la segunda parte. El tsunami fue tan inesperado como engañoso el desarrollo del partido. El Sevilla pareció tener pulso. Era bueno saberlo después de la cornada con seis trayectorias que se había llevado el sábado. Abatido y golpeado sin piedad por la crítica, llegó al Reyno de Navarra como quien va al matadero. Pero se rebeló y enseñó su cara seria. Sobrio, cabalgó de nuevo a lomos de Negredo, un bicho que disfruta de su plenitud. Sus dos goles dejaron al Sevilla cerquísima de Europa. Cualquier parecido con la realidad e este equipo deprimente que languidece era pura casualidad. Algo debió pasar dentro de las cuatro paredes del vestuario de Osasuna, que estaba pálido y había dejado ir 45 minutos nada menos con la salvación en juego. Mendilibar se la jugó con Pandiani, dio dos pasos adelante e intimidó al Sevilla, que se fue contra tablas como un equipo cobarde y sin personalidad. Kike Sola, un delantero que estaba perdido con Camacho, y Lekic, provocaron el éxtasis en Pamplona. Camuñas estuvo en medio de los dos héroes. En Sevilla no es que no se lo crean, es que se avergüenzan.