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Liga BBVA | Barcelona 2 - Espanyol 0

A Levante, se vislumbra alirón

Iniesta y Piqué deciden un derbi amable. El Barça puede ser campeón sin jugar el martes o empatando el miércoles. Europa se complica para el Espanyol

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<b>UN PORTERO SEGURO. </b>Kameni bloca con firmeza un balón que Villa trataba de convertir en gol.
UN PORTERO SEGURO. Kameni bloca con firmeza un balón que Villa trataba de convertir en gol.

Tras un amable derbi barcelonés que queda lejos de los agrios partidos de los últimos cursos, la Liga ha quedado vista para sentencia. Un empate del Barça el miércoles en el campo del Levante daría el tercer título consecutivo al Barça de Guardiola, que podría ser campeón sin jugar si el Madrid no gana al Getafe el martes. Los blaugrana, por tanto, viajan con viento de levante hacia el título. Más difícil lo tiene el Espanyol de cara a su carrera hacia Europa. La derrota de ayer les obligará a quemar todas las naves ante el Valencia en un partido en el que deberán de estar más agresivos de lo que estuvieron ayer.

El Barça ha entrado en una fase en la que vive de rentas sin especular. No hace partidos sublimes, pero se mantiene absolutamente serio en el campo para conseguir sus objetivos. La madurez del equipo se mide en jornadas como las de ayer, en las que todos los componentes de la plantilla se centran en una cosa tan simple como es hacer bien su trabajo. Sin alharacas, sin buscar premios personales y sin dejarse impresionar (a favor o en contra) por la exhibición del perseguidor 24 horas antes. El Barça va a lo suyo. Sale, hace la faena y ve el título cada día más cercano. Algo parecido le pasa al Espanyol. Con un equipo diezmado y cogido con pinzas, los de Pochettino también saben que los esfuerzos estériles pasan factura.

Así pues, ayer, el derbi se solventó gracias a dos errores defensivos propios de una defensa muy joven. En el tanto de Iniesta, Galán le regala un balón en un mal rechace y en el de Piqué, el central del Barça le robó la cartera a Raúl Rodríguez a la salida de un saque de esquina. Más allá de estas acciones puntuales, el Barça fue claramente superior, pero tampoco puede decirse que el Espanyol fuera un juguete en manos del vecino.

Iniesta al mando. Mientras el Barça salía con todo, a excepción hecha de Puyol, el Espanyol salió a jugar sin Luis García incrustando a Iván Alonso en la zona de medios para tratar de mejorar la presión perica a la defensa blaugrana.

El plan funcionó en los primeros minutos, con un Barça al que le costó entrar en el partido. Pero el talento de los blaugrana es diverso y abundante. Y en un día en el que Xavi no andaba especialmente fino, apareció un Iniesta más protagonista que nunca.

El 8 del Barça se movió por todo el campo asociándose con todos los jugadores y a su rueda se incorporó Piqué para crear superioridad en el centro del campo. El Espanyol perdió frescura y el Barça empezó a cercar el área de Kameni, pero pronto quedó claro que Villa no tenía el día.

Un error de Galán propició el tanto de Iniesta, que premiaba su gran partido y que a la vez parecía acabar con cualquier emoción. El partido ya era absolutamente de los locales, pero cabía la posibilidad que se repitiera lo de Anoeta hace siete días cuando tras una buena primera parte, el Barça dejó crecer al rival. Piqué se encargó de borrar cualquier opción nada más empezar el segundo tiempo al marcar el segundo a la salida de un córner. La Liga al alcance de la mano. El campo del Levante, como pasó en el año 2005 se adivina como escenario para el alirón.