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Liga BBVA | Sporting 2 - Deportivo 2

Estrada deja a Adrián sin miel

El tevergano adelantó dos veces al Depor. Y el Sporting las igualó con sendos penaltis. El primero de ellos no existió. Valerón desarmó a los asturianos.

<b>A POR EL CEREBRO. </b>Eguren, Barral y Bilic consiguen frenar a Valerón, que ayer fue el cerebro del cuadro deportivista. De sus botas salió el juego que llegó a sus puntas.
A POR EL CEREBRO. Eguren, Barral y Bilic consiguen frenar a Valerón, que ayer fue el cerebro del cuadro deportivista. De sus botas salió el juego que llegó a sus puntas.

Un partido tenso acabó con un final polémico, en el que los deportivistas protestaron el empate final del Sporting, en un penalti de Rubén Pérez a Barral. El colegiado ilerdense Estrada Fernández tuvo una tarde llena de errores, que resolvió de una forma peculiar, con más perjuicio para el equipo coruñés.

El Deportivo salió más centrado en el juego, apretado por la necesidad en la clasificación. Lotina situó a Riki y Adrián como delanteros muy abiertos y Valerón de enganche. El canario desarmó a los rojiblancos y el tevergano les dio la puntilla. A los ocho minutos llegó el primer tanto en una jugada de tiralíneas que el exoviedista remató entre los dos centrales.

Con el marcador a favor, el equipo de Lotina cerró todos los espacios posibles. El Sporting caía en un juego muy horizontal, con poca capacidad para desbordar a los zagueros gallegos. Y eso que el equipo de Preciado lo intentó de todas las formas. Pudo llegar el segundo tanto visitante en una arrancada de Riki que se fue de Botía. En la salida de Juan Pablo cae el deportivista, que pide penalti y se lo recrimina el portero. Fue la primera de las jugadas polémicas. Hubo otra entrada de Botía a Adrián, que acabó en córner, en la que el zaguero rojiblanco desniveló al atacante deportivista.

Más revuelo se armó cuando Estrada señaló penalti a Laure por mano cuando el balón dio en la espalda del lateral deportivista. Ayoze lo transformó y el gol espoleó a los rojiblancos, que pudieron marcar en un remate de Barral.

El Deportivo se defendía con orden y creaba contraataques en los que dejaba en evidencia a los locales. Así llegó el segundo gol, en una asistencia vertical de Guardado a Adrián. El tevergano controló con perfección el balón, se fue de Botía, quebró a Juan Pablo en su salida y alojó el balón en el fondo de la portería rojiblanca.

Antes del descanso, José Ángel pudo empatar, pero su tiro se estrelló en la portería de Aranzubía.

El segundo tiempo empezó con otra arrancada de Adrián, que esta vez no certificó, para pasar a continuación a un guión monótono de ataque gijonés ante un rival que no dejaba el más mínimo espacio libre. Preciado buscó alternativas con Bilic y Luis Morán, pero con el equipo desdibujado, sin poder rematador. El equipo de Lotina estaba perfectamente diseñado, con una disciplina táctica sobresaliente.

Sin capacidad de maniobra.

La consigna de los rojiblancos era abrir la zaga gallega, pero cada vez que un rojiblanco controlaba el balón, tenía dos rivales encima y otro a la espera. En balones centrados, poco poder de maniobra tenían los de Preciado, cuyos remates eran imprecisos. El polémico fue uno de Bilic, que dio en la mano de Aythami, pero Estrada lo consideró involuntario. Consumaba así una tarde de desaciertos que perjudicaron más al equipo coruñés.

El partido estaba tenso. Se armó una nueva discusión cuando Aranzubía sacó el balón fuera, con Rubén Pérez y Eguren quejándose de un encontronazo. El balón no fue devuelto por los rojiblancos, que interpretaron que el saque había sido defectuoso. Las discusiones le costaron la expulsión a Iñaki Tejada.

El equipo de Lotina se defendía con orden, siempre en busca de la posición de Valerón, encargado de poner el toque de visión para verticalizar el fútbol de su equipo, aunque a medida que pasaban los minutos, la renuncia era clara para dar prioridad a conservar la ventaja en el marcador.

Cuando se jugaba el tercer minuto de la prolongación y con fiesta entre los aficionados deportivistas que ya saboreaban el triunfo que les acercaba a la permanencia, llegó una internada de Barral. El gaditano cayó tras un contacto de Rubén Pérez, que metió la bota con inocencia. El auxiliar de Estrada señaló la infracción que no había visto el árbitro principal. La acción fue protestada tan airadamente por los gallegos, que le costó la amonestación a Rubén Pérez tras el partido y le puede costar una sanción a Lotina. Barral transformó la pena máxima y logró un empate que mantiene a los gallegos en vilo y deja a los gijoneses virtualmente salvados.