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Liga BBVA | Real Sociedad 2 - Barcelona 1

Siesta liguera en Anoeta

El Barça no mata la Liga pese a adelantarse en el marcador. La fe de la Real obtuvo merecido premio. Sigue el gafe, Montoya y Milito acaban lesionados.

<b>SUSPENSE. </b>El penalti que lanzó Xabi Prieto entró con suspense en la red de la portería de Pinto, pero valió el triunfo donostiarra.
SUSPENSE. El penalti que lanzó Xabi Prieto entró con suspense en la red de la portería de Pinto, pero valió el triunfo donostiarra.

Físicamente, y basándonos en Albert Einstein, nadie podría discutir que el Barça ayer estuvo en Anoeta. Pero mentalmente, el Barça estaba muy lejos del estadio donostiarra. Realizando un bucle en el tiempo, por citar a Stephen Hawking, el Barça estaba viviendo a la vez en Madrid el miércoles pasado y en Barcelona el próximo martes. Lo que se dice estar, pero no estar y por eso acabó perdiendo su segundo partido de Liga. Partido que no parece que le vaya a penalizar mucho en su carrera al título. A lo sumo, retrasará el alirón y hará aún más lamentable el traspié que había protagonizado el Real Madrid horas antes en su estadio ante el Zaragoza. Aunque lo más probable es que si el Madrid hubiera ganado en su casa, ahora estaríamos hablando de otra cosa. Pero aquí no estamos para filosofar. Para eso están las ruedas de prensa de los entrenadores.

El técnico del Barça dispuso un equipo en el que sólo se mantenían Piqué, Xavi y Messi respecto al once titular que jugó la ida de la semifinal del Bernabéu y en el que destacaban caras muy jóvenes como las de Montoya, Fontàs, Thiago o Jeffren. No obstante, la mala racha que vive el equipo en lo que hace referencia a las lesiones, especialmente en la zona de atrás, volvió a golpear al conjunto de Pep, que a las primeras de cambio vio cómo Montoya, tras una fea entrada de Tamudo por detrás caía mal y se rompía la clavícula.

Inicio culé. Había dicho Martín Lasarte en la previa del partido que ir a jugar al Barça de tú a tú, era un suicidio, y por tanto, salió regalando la posesión y agazapado. El partido, por momentos, se pareció peligrosamente a los peores momentos de la pasada semifinal europea en la que el Madrid no quería y al Barça ya le iba bien.

Aferrados a la chispa de Messi y de Afellay, los de Guardiola pusieron un par de veces a prueba a Bravo, pero el partido tampoco salía del sopor que daba el control del Barça y la resistencia de la Real.

Hasta que los visitantes, muy apoyados por numeroso público llegado tanto de Euskadi como de Catalunya, se adelantaron en el marcador tras un gran pase de Xavi, que Messi no pudo controlar y que Thiago envió a la red. Parecía que aquí se acababa la historia y que el alirón estaba prácticamente a orillas del Urumea.

Para lograr su objetivo, el Barça tan sólo tenía que controlar el balón y esperar el momento para dar el golpe definitivo. Pero a diferencia de otros, la Real se fue para arriba y Xabi Prieto empezó a tomar el mando del partido con sus centros envenenados al área.

De uno de ellos nació el gol del empate tras un mal entendimiento entre Mascherano, Milito y Pinto. El gol premiaba la fe y el trabajo de la Real y castigaba la caraja del Barça, que se desconectó del partido en todas sus líneas. Aún así, tuvo la oportunidad el Barça de cambiar el decorado, pero el tanto de Milito fue anulado de manera muy rigurosa por fuera de juego. Lo peor fue la nueva lesión de Milito, que dio paso a un penalti muy discutible de Mascherano a Zurututza y que Xabi Prieto convirtió con suspense evitando que el Barça igualara con la Real el récord de 32 partidos seguidos imbatido que tienen los vascos desde la 79-80.