Una Feria de Primera

Vaya temporadón de Rubén Castro, que ayer igualó su mejor marca liguera (22 tantos) y lo hizo además logrando el primer hat-trick de una carrera profesional con más de 10 años y casi 100 goles a sus espaldas. Vaya temporadón del Betis, con seis partidos por delante pero a escasos centímetros del ascenso ya, gracias al nuevo petardazo del Celta, que queda a 11 puntos y un más que probable average. Ocurría en el último día de abril, justo antes de una Feria que esta vez no vivirá ninguno de sus días durante el mes que le da nombre, pero que ayer ya encendió los farolillos para la parte verdiblanca de Sevilla.

Vaya temporadón de Pepe Mel, capaz de cambiar durante el descanso la dinámica de un equipo que en la primera parte no las tenía todas consigo ni con la victoria, que parecía abocado a prolongar el suspense del ascenso una semana más. Tenía razón Bosch Valero. Somos estúpidos (los periodistas) por pensar que uno de los mejores entrenadores que han pasado por el banquillo de Heliópolis no continuará dirigiendo al club que ama en esa categoría, Primera, que con tanto sudor y lágrimas se ha trabajado durante el probablemente año más loco en la historia del Real Betis Balompié.

Ironías aparte, el Numancia saltó al campo mucho más enchufado que el Betis, contagiados tal vez los futbolistas locales por un ambiente de siesta y de prefiesta en el Villamarín, más desiertas las gradas heliopolitanas que nunca este año. Cosas del puente, o de un parte meteorológico que amenazaba lluvia pero se quedó en sol. Cosas, también, de una alineación atrevida en la que se pidió más implicación defensiva a Pereira y Emaná a la hora de ayudar a los laterales y de apoyar a un centro del campo bético muy despoblado. Dimas, Sunny y Barkero enredaban a Iriney y Beñat. Cedric y Del Pino encaraban una y otra vez a Lopes y Nacho. Cinco córners en los primeros cuatro minutos, dos grandes estiradas de Casto, ponen en evidencia la pájara con la empezó el Betis... Y un perfecto remate cruzado a la red de Rubén (1-0, 10') en casi la primera llegada clara local demuestra también que no hay mayor virtud futbolística que la pegada.

Emaná y Pereira.

Sí, tiene muchas cosas buenas el equipo de Unzué, pero la falta de punch arriba le condenará a conformarse con la salvación, que por cierto tiene que certificar todavía tras los resultados de sus rivales ayer. Lo pagó el Numancia en Soria, cuando perdió tras atosigar a los verdiblancos (1-2 terminó entonces) y le pasaba ayer aunque al octavo saque de esquina le llegara el premio del empate. El 1-1 de Nano, de cabeza, casi provoca un cisma en Heliópolis si Del Cerro Grande no anula (con acierto) dos goles a los sorianos. No era el mejor día de Emaná, pero el camerunés se inventó dos o tres arrancadas antes de marcharse lesionado en el descanso. En una de ellas, dejó a Molina solo ante Lafuente y el alcoyano se estrelló en el portero. No parecía el día de Pereira, pero tras hartarse de perder balones en el primer tiempo pondría al Betis en la definitiva senda de la victoria.

"Pegada igual a ascenso", se puede leer cualquier librillo de entrenador bueno, pongamos Pepe Mel. Por su contundencia arriba comenzaron ganando y terminaron goleando los verdiblancos. Segundos después de volver del vestuario, Pereira se internaba y la ponía pegadita al palo, imposible (2-1, 47'). Jonathan se vuelve pequeño lejos de su hábitat natural, pero cuando entra en el área se convierte en gigante para las defensas rivales. Más todoterreno que el gallego, pero igual de eficaz cuando encara portería, tiene el Betis a Rubén, que completó su triplete con otros dos goles de matador, el 3-1 aprovechando un "uno por otro la casa sin barrer" de Lafuente y Jaio y el 4-1 al rematar en boca de gol un buen balón servido por Miguel Lopes, que con asistencias así acumula méritos para quedarse en el Betis de Primera. Mel hace mucho tiempo que no necesita demostrar nada pero... Qué estúpidos somos.