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Liga de Campeones | Real Madrid - Barcelona

Un palco indignado con Stark

La actuación del árbitro alemán fue muy criticada por las personalidades que ayer llenaron el palco del Santiago Bernabéu. El presidente recibió a los jugadores en el estadio y se abrazó con Mourinho.

<b>CORDIAL. </b>Florentino se abraza a Rosell, con Lorenzo Sanz al fondo.

El Barcelona salió del Bernabéu con la semifinal casi encarrilada, aunque los madridistas que presenciaron el encuentro desde el palco se fueron indignados con el arbitraje de Stark y muy molestos por la rigurosa expulsión de Pepe. No obstante, la mayoría de ellos confía en la remontada.

Nadie quiso perderse la ida de las semifinales de Champions entre el Madrid y el Barcelona y el departamento de protocolo del club hubiera llenado tres o cuatro palcos por las demandas que había.

Florentino innovó y recibió a los jugadores en la entrada del estadio para desearles suerte uno a uno. Era un día especial, la noche lo merecía, y se hacía necesario el último aliento del presidente. A Cristiano le dijo: "Hoy dos". A Mourinho le dio un abrazo fuerte y le deseó suerte, y el portugués le correspondió con una sonrisa. Fue Higuaín quien le preguntó: "¿Qué tal, presi?" Florentino pensaría: "La procesión va por dentro, Pipa".

Una vez ya en el palco, él y Sandro Rosell fueron el principal centro de atención. También Nadal, que se fue triste por la derrota, y Sharapova, que alucinó con el ambiente que se encontró. Fernando Hierro y el seleccionador, Vicente del Bosque, fueron ovacionados a su llegada. Vicente espera que los cuatro Clásicos no dejen mal rollo entre los internacionales españoles y está preocupado porque ve demasiada tensión.

También estaba Sir Alex Ferguson, que con un pie y medio en la final, quiso ver in situ a los dos posibles finalistas. Gianni Infantino, secretario general de la UEFA, salió tan contento de la final de Copa que repitió ayer. Hasta fue invitado a la comida de directivas en Zalacaín. Del mundo de las letras se juntaron el madridista y premio Nobel Vargas Llosa, con el culé Juan Cruz.

Leyendas. La noche era tan importante que el expresidente madridista Lorenzo Sanz acudió al palco, mientras que los miembros de la Quinta del Buitre también estaban en el estadio. Butragueño y Pardeza, en el palco por sus cargos en el Madrid, y Míchel, Martín Vázquez y Sanchís, ejerciendo de comentaristas. Incluso, Hugo Sánchez.

José Bono, presidente del Congreso y reconocido seguidor madridista, sufrió más de lo esperado. Lo mismo que el expresidente del Gobierno, José María Aznar, o el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, tras la expulsión de Pepe.

Rosa Aguilar, ministra de Medio Ambiente, no se creía lo que pasó en una noche cargada de tensión y no apta para cardíacos, que tendrá su continuación el próximo martes en el Camp Nou sin Pepe, sin Ramos y sin Mourinho.

Por cierto, el nuevo secretario de Estado para el Deporte, Albert Soler, barcelonista confeso, fue situado por el departamento de protocolo del Madrid en la tercera fila del palco.

Los múltiples rifirrafes protagonizados por los jugadores no agradaron a nadie.