Liga BBVA | Barcelona 2 - Osasuna 0
Cerca la Liga, lejos el fútbol
Villa volvió a marcar. Messi sentenció cuando peor lo pasaba el Camp Nou. Pep tuvo que recurrir a Leo, Xavi e Iniesta. Mascherano aguantó al Barça
Al final del partido ante Osasuna, el Barça parecía el Alamo. Suerte tuvo que los chicos de Mendilibar no eran los Dragones de Santa Ana, porque si no, se hubiera tocado a degüello y vete a saber como hubiera acabado un partido que el Barça sacó adelante con más pena que gloria. Acabó el equipo de Pep sobreviviendo en el alambre gracias a un gol de Villa y uno en última instancia de Messi, cuando los blaugrana se habían aferrado al jefecito Mascherano y achicaban agua por todas partes, con Maxwell lesionado jugando de extremo y una defensa formada por Busquets, Keita y el propio Mascherano. No obstante, ayer, para los barcelonistas, lo importante eran los tres puntos y mantener la renta de ocho respecto al Madrid tras el chasco de la Copa y en puertas de las semifinales de Champions.
Guardiola decidió pensar en la Champions League y reservar de entrada a los que tienen que sacar las castañas del fuego en Madrid. Así que dejó a Puyol y Piqué en la grada y a Pedro, Messi, Iniesta y Xavi en el banquillo. Los tres finalistas del Balón de Oro, en la recámara por si se les necesitaba. Y se les necesitó.
Los únicos pesos pesados que opuso el técnico barcelonista a un Osasuna muy ordenado y que tuvo las cosas muy claras desde el principio fueron Valdés, Mascherano, Villa y Busquets. Y los tres primeros resultaron fundamentales. El portero volvió a salvar el empate ante Sola en el descuento de la primera parte, el delantero asturiano rompió su sequía goleadora en el primer chut a puerta de su equipo (minuto 24) y el argentino se confirmó como la reserva espiritual del equipo. Busquets, en cambio, estuvo más irregular.
Apretar los dientes. El inicio del Barça fue un espejismo. Salieron los de Guardiola dando la imagen de frescos, pero su frescura duró lo que tardó Osasuna en adelantar líneas y demostrar que Milito no está ya para estos trotes.
Ante la presión de los navarros, al Barça no le quedó otra que apretar los dientes y sacar su cara más sufrida. En este sentido, Mascherano, Valdés y Jeffren estuvieron notables. Y fue cuando peor lo estaba pasando el Barcelona, cuando David Villa, tras once partidos sin ver puerta apareció para marcar cuando más se le necesitaba. El Guaje dio oxígeno a un Barça, que tampoco supo asentarse tras el 1-0 y que acabó pidiendo la hora en el descanso tras un paradón de Valdés, quien desvió un remate de Kike Sola al palo.
Tras oler el peligro, Guardiola empezó la segunda parte apelando de entrada a Iniesta, luego, visto que la cosa no se arreglaba, sacó a Messi y a falta de media hora, cuando a Milito ya le dieron los calambres, decidió Pep sacar a Xavi y jugársela con Busquets y Mascherano de centrales.
Pero el sufrimiento no acabó. Al contrario. Maxwell comunicó que no podía seguir y Mascherano se puso de lateral izquierdo mientras Keita se ocupaba del recién entrado Pandiani. Con Osasuna asediando el fuerte y Guardiola desgañitándose para que Alves no subiera, el brasileño se fue al ataque y asistió a Messi, que acabó con el asedio rojillo. La Liga, más cerca; los nervios, al límite. Se busca el fútbol.