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Liga BBVA | Valencia 3 - Real Madrid 1

El otro Madrid también brilla

Entre Higuaín, Kaká y Benzema se repartieron goles y asistencias. El Valencia, superado 65 minutos, sólo reaccionó al final. Mestalla, talismán madridista

<b>PASILLO AL CAMPEÓN. </b>Los jugadores del Valencia demostraron su deportividad e hicieron el pasillo al campeón de Copa. Algunos aficionados pitaron durante el mismo.
PASILLO AL CAMPEÓN. Los jugadores del Valencia demostraron su deportividad e hicieron el pasillo al campeón de Copa. Algunos aficionados pitaron durante el mismo.

Algo tiene Mestalla y mucho tiene el Madrid. Tres días después de la final de Copa, el campeón regresó al estadio de su éxito, vía pasillo, para completar otra exhibición, aunque completamente distinta en el estilo y en los modos, relajada en lugar de angustiosa, entregada al fútbol ofensivo y despreocupada en el mejor sentido de la expresión. Así juega la versión B del Madrid, según pudo comprobar en carne propia el Valencia, que tal vez estudió los vídeos equivocados, los dos últimos.

Y es que el Real Madrid, como su entrenador, tiene dos caras, aunque podrían ser más. La primera nos presenta a un equipo que se agiganta en el esfuerzo y la solidaridad, definido, si hubiera que resumir, por el fútbol directo y por Cristiano Ronaldo. Ya saben, el campeón de Copa. La segunda se construye en ausencia de Cristiano. Sin él, los movimientos de ataque se hacen más combinativos por la sencilla razón de que sus compañeros tocan a más.

Así sucedió ayer. Después de dos partidos espartanos, el Real Madrid se presentó en Mestalla sin más titulares que Casillas y Carvalho, entendamos por titulares a los héroes de la Copa. Con el resto de la plantilla disponible, Mourinho alineó, conforme o resignado, a un equipo de más talento que trabajo, que reunía de mediocampo hacia adelante a Granero, Canales, Kaká, Higuaín y Benzema, peculiar concentración de jugones, mediapuntas, delanteros y otras gentes de buen vivir.

El resultado fue óptimo. Si algo caracterizó al equipo fue su capacidad para conectar y divertirse. Durante 65 minutos, el Real Madrid dio la sensación de pasarlo verdaderamente bien y la prueba es que marcó seis goles y solventó con asombrosa facilidad un partido en el que todo parecía en contra.

Fue tanta la complicidad entre los tres jugadores más adelantados del Madrid que ellos se repartieron medallas y diplomas: Higuaín marcó tres goles y dio dos asistencias, Kaká marcó dos tantos y asistió en otros dos y Benzema, que consiguió un gol, participó de todas las acciones de peligro, incluido un disparo al larguero que casi lo troncha.

Hubo goles de todas las clases. Goles de pillo, goles regalados, goles tocados hasta la línea de gol y un gol exquisito, el segundo de Kaká, tras caño a Stankevicius y rosca al segundo palo. Y todo sucedió en los primeros 65 minutos, sin que el Valencia, sobrepasado (Banega, Topal y Maduro siguen ilocalizables), acertara a oponer más que un gol, de Soldado, tras magnífico autopase de Jonas.

Obsesión. Sin embargo, coincidiendo con la entrada de Cristiano por Higuaín, el Madrid se olvidó del partido y se obsesionó con el séptimo tanto. El resultado fue inmediato: el Valencia marcó dos goles. Jonas y Jordi Alba aprovecharon los pases de Mata para dignificar el marcador, más ajustado aún (aunque indiscutible) si el árbitro hubiera pitado un penalti de Albiol sobre Soldado o si Jonas no se hubiera topado con Casillas.

Kaká renacido, Higuaín de vuelta y Benzema inspirado. Nadie espera que el Madrid repita equipo contra el Barcelona, pero suspirar está permitido. Creo.