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Liga BBVA | Osasuna 1 - Athletic 2

Ricardo sirve en bandeja la remontada a Muniain

Un gravísimo error del meta complica la vida a Osasuna.

Jose L. Artetxe
Actualizado a
<b>APROVECHA EL REGALO. </b>Muniain se sirvió de la torpeza de Ricardo, que chocó con Nelson, para batirle desde 35 metros a puerta vacía.
APROVECHA EL REGALO. Muniain se sirvió de la torpeza de Ricardo, que chocó con Nelson, para batirle desde 35 metros a puerta vacía.agencia

Osasuna fracasó en su afán por amarrar la permanencia a costa del Athletic en una tarde que pareció propicia para ello. Sin embargo, con todo a su favor, ventaja en el marcador y superioridad numérica, no supo gestionar el tramo final y permitió el empate y luego la remontada de un conjunto que actuó a un nivel más que discreto. Sucedió que las diferencias afloraron sobre el césped a la inversa de lo que la lógica dictaba, de modo que el Athletic pudo rentabilizar sus angustias explotando los errores ajenos para alzarse con una victoria que consolida su candidatura a Europa.

El desenlace del derbi resultó imposible de intuir. Si a menudo el fútbol se manifiesta como nadie espera, este derbi resulta paradigmático. Osasuna había hecho lo más difícil, llevó el peso, neutralizó los escasos argumentos ofensivos de los de Caparrós y tomó la delantera en el marcador en el arranque de la segunda mitad. En suma, tirando de riñones, sin brillo, pero siendo constante y sobrio, alcanzó la recta final con la suerte del Athletic en su mano e inexplicablemente permitió que se le escurriese entre los dedos.

Destinos opuestos.

El lamentable error de Ricardo con el tiempo casi agotado, que permitió a Muniain embocar a puerta vacía, sintetiza la desgracia del conjunto de Mendilibar. Tal impericia le condena a seguir penando por eludir el pozo. El destino del Athletic es el opuesto: empieza a tener a tiro el premio continental. Quizás no merezca detenerse en cómo hizo su trabajo, lo único que no admite discusión es que después de noventa minutos sumido en el tono gris de su fútbol acabó con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando Sola certificó su estado de gracia y Castillo sufrió los efectos de la miopía de Paradas Romero para acumular su segunda amarilla, todo lo cual ocurrió en apenas unos segundos, Osasuna tuvo motivos para sentirse feliz y seguro. Pero ahí empezó su calvario, plasmado en dos llegadas del Athletic, las únicas que hubo. La cabeza de Llorente alojó la primera en la red de Ricardo y luego el meta le puso en bandeja el golpe de gracia a Muniain.