TOTTENHAM 0 - REAL MADRID 1 | CHAMPIONS
Pasaporte para soñar
Un gol de Cristiano en colaboración con el portero Gomes dio el triunfo al Madrid, que llega invicto a semifinales, donde le espera el Barcelona. Carvalho se perderá la ida por sanción.
El Real Madrid está donde quería, en las semifinales de la Liga de Campeones. Lo que le toca ahora es soñar o sufrir. O sufrir para soñar. A este invicto Madrid le espera ahora el Barcelona después de un cómodo paseo por Londres. El trabajo se hizo en la ida, donde el Madrid acabó con el Tottenham y con la eliminatoria. Esta vez, el encuentro fue un pacto de no agresión y tuvo la misma emoción e incertidumbre que sentarse a ver crecer una flor. Ocurre cuando uno duerme una buena siesta. Se despierta y ve que todo sigue en su sitio. La vida no se vio alterada por la celebración de este encuentro. Lo ganó el Madrid sin aparente esfuerzo, gracias a un tanto de Cristiano, que debió agradecérselo a Gomes, que en esta eliminatoria se ha atragantado de tanto comerse goles.
El único que quiso darle algo de emoción a la noche fue Mourinho, que de los cinco advertidos de suspensión sólo reservó de inicio a Di María. Cayó para la ida de semifinales Carvalho y sobrevivieron Ramos, Albiol y Cristiano. La sanción del central portugués es un mal menor para el Madrid, pero se lo pudo haber ahorrado su técnico. Llegó un momento en el que el único interés de la noche fue saber si el Madrid perdería más futbolistas por sanción para medirse al Barcelona.
El Madrid salió de inicio tocando, jugando, mandando y en tres minutos ya consiguió que Özil desperdiciara una clara ocasión ante Gomes y que el público silbara los malabares de Cristiano, aunque sin ellos le hubieran pitado de cualquier manera. Si los silbidos a Cristiano cotizaran en Bolsa ofrecerían buenos dividendos. Fue un comienzo mentiroso, porque el desarrollo posterior del partido no se correspondió con ese inicio.
Mourinho se resguardó atrás, situando a Arbeloa en el lateral izquierdo y pasando a Marcelo al centro del campo. Demasiadas precauciones si fue por culpa de la presencia de Lennon. No lo merecía. Más lógico parece pensar que Mourinho empezó a preparar la estrategia para los duelos contra el Barça.
Desaparecidos los decepcionantes Modric y Van der Vaart, la única vía que encontró el Tottenham para incomodar al Madrid fue su banda izquierda. La banda de Bale, un futbolista extraordinario al que White Hart Lane se le queda pequeño. Ramos fue superado con insultante facilidad por el galés. Advertido de suspensión, la alineación de Ramos pareció una maniobra de Mourinho para que viera la tarjeta y no pudiera jugar la ida de semifinales contra el Barcelona. Sólo respiró el sevillano cuando le llegaron las ayudas de Khedira y Albiol, siempre atento para un relevo y para ir al cruce. A falta de media hora, Mourinho acabó con este juego y sustituyó a Ramos por Granero.
Del primer tiempo apenas se pudieron rescatar las dos acciones polémicas de la noche, dos posibles penaltis que reclamó el Tottenham por derribos de Xabi Alonso y Albiol a Lennon y Pavlyuchenko. Sí pareció claro el de Albiol.
El reglamento exigió que se disputara también la segunda parte, que se animó con el gol de Cristiano. Fue a los cinco minutos, gracias a un tiro lejanísimo que Gomes intentó atrapar dando palmas. Sucedió lo normal cuando uno intenta estas cosas, que el balón pasó entre las manos y terminó dentro de la portería.
Llegó después la mencionada sustitución de Ramos por Granero y más adelante se produjeron las de Kaká, que puso interés y al que se le vio activo, y Benzema por Cristiano y Xabi Alonso, respectivamente. No quiso correr más riesgos Mourinho.
Se espabiló el Tottenham, quizá porque empezó a ser consciente de que se le acababa su tiempo en esta Champions y decidió disfrutarlo. Malgastó Pavlyuchenko una ocasión inmejorable, al cabecear demasiado alto, y después fue Defoe, sustituto del ausente Lennon, quien exigió a Casillas como no lo había hecho nadie. Primero con un tiro lejano y luego con un remate en el área pequeña que Iker desvió no se sabe muy bien cómo.
Apenas se esforzó el Madrid por disimular que hasta el final sólo le preocupaba que avanzara el tiempo. Demasiado en juego en las próximas semanas como para arriesgar.