NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga BBVA | Racing 1 - Levante 1

Sobran despistes y falta fútbol

El Racing deja escapar la salvación con una cadena de errores en el 89'. Nano hizo el 1-0 en propia puerta. Las lesiones de Bolado y Gio fueron claves.

Actualizado a
<b>DE ESTAR EN EL BANQUILLO... </b>A ser el mejor del Levante en el tiempo que estuvo en el campo. Rubén, que aquí cae al suelo ante Henrique y Colsa, cuajó un gran partido.
DE ESTAR EN EL BANQUILLO... A ser el mejor del Levante en el tiempo que estuvo en el campo. Rubén, que aquí cae al suelo ante Henrique y Colsa, cuajó un gran partido.

El Levante es la revelación de esta Liga y el Racing una montaña rusa por partidos como éste. Por eso uno ya tiene el objetivo en la mano gracias a una nueva lección de pundonor y el otro, aunque lo acaricia, no sabe a estas horas si lo logrará de inmediato sin sufrir o si habrá que esperar a la última jornada para rezar. Por momentos parece que puede machacar a su rival, y hasta gustarse, pero en otros instantes pide la hora porque se viene abajo ante la mínima adversidad y porque acumula errores infantiles con demasiada frecuencia. Así, el equipo de Luis García arañó un punto de El Sardinero en el último minuto que le permite tener la permanencia en el bolsillo, a pesar de mantenerse en pie sin su columna vertebral.

Es cierto que el empate llegó por una serie de gazapos en cadena del Racing. Pero el equipo de Marcelino también se puso por delante tras recibir un regalo de Nano, que convirtió en vaselina lo que pretendía ser un despeje de cabeza. A partir de ahí, el Racing tuvo sus oportunidades para sentenciar pero, una vez más, no tuvo acierto para cerrar el partido. Kennedy lo intentó desde lejos un par de veces, como Giovani y Colsa en la única jugada combinativa de la tarde, y Pinillos, cuando en el minuto 79 emuló a Alves. No hubo puntería y el Racing lo pagó.

Los problemas crecen. A su poca pegada se unieron dos contratiempos decisivos. La nueva lesión de Bolado y unas molestias de Giovani tiraron abajo el plan local. Fue el verdadero punto de inflexión. Ellos eran los únicos capaces de hilvanar sin tropezar. No dispararon pero su amenaza estaba latente. El Levante leyó magistralmente que el partido cambiaba por completo con esas sustituciones. Luis García metió más madera arriba y halló el premio. La acción del empate se originó en las botas de la defensa del Racing, que canjeó su posesión por un centro y luego permitió a Jordá rematar tras una mala decisión de Torrejón. El central hizo un despeje en falso tan malo como otro de la primera mitad. Intenta abortar el peligro con superficies de su pie sin explotar cuando el guión aconsejaba utilizar la cabeza. El '9' granota agradeció el detalle. Fue justo para el Levante y demoledor para el Racing.

El resultado proporciona el mismo botín para ambos equipos pero las sensaciones son dispares. El Levante encadena ya siete partidos sin perder y vuela por Primera cuando muchos lo ponían, a priori, con un pie en Segunda. Sólo por mirar el ranking de presupuestos y por obviar la clasificación de casta. Hacer más con menos es imposible. Sufrió poco y se movió al ritmo de Rubén. Sólo Giovani le complicó la vida con su movilidad y Nano con su atropellada salida de balón.

Sin brillo.

En el Racing, por su parte, cunde el desánimo. Está alicaído por ver cómo el objetivo se escapó tras acariciarlo, pero también porque no encuentra el equilibrio deseado. Cuando funciona el ataque, la defensa canta. Y viceversa. Pocas veces se ponen de acuerdo y, así, su fútbol es atropellado. No sabe si domina o contraataca. Soba el balón y no tira cuando el juego pide celeridad y definición. Se precipita cuando pega más la pausa. Y, tras no matar, duda si insistir o replegarse. Ahí, juega en zona de nadie y se quema. Ejemplos hay muchos. Y lo peor, son repetitivos.

Pero hay más cosas que suman. Cisma ha pasado de ser el mejor a ser el más nervioso. Lacen sigue erigiéndose en dueño tras permitirse otra primera media hora de entregas al rival y el equipo no ve que Gio y Bolado, los mejor dotados técnicamente, no participan en el juego. De ahí que cuando lo hacen pequen de impaciencia. No quieren permitirse la licencia de tocar sólo para desahogar. Se obsesionan con aportar soluciones. Y así, a menudo aparece la precipitación. Aun así, la permanencia llegará por mucha imperfección que exista. Sin embargo, se espera más, porque hay, del librillo de Marce y de las botas de sus chicos. Jugando así, como en Cornellà o ayer, el final será desesperante. Haciéndolo como entrenan, una delicia.