Caminito de Primera

Pone la directa el Betis, siete puntos sobre el Celta y 10 sobre el Elche, al que de alguna forma habrá que admitir en la guerra por el ascenso directo. Sigue a cuatro puntos de la promoción el Xerez, capaz de empatar o darle suspense a sus partidos sólo por lo que hace o deja de hacer el rival, porque el Recre le perdonó hace unos días y porque el Betis le perdonaba hasta bien entrada la segunda parte. Incierto futuro el de los azulinos, que pueden despedir la temporada demasiado pronto. Los béticos soñaban ayer con subir pero por lo bajini, sin creérselo del todo, mientras volvían del caminito de Jerez. Como aquella jaca a la que cantó Estrellita Castro.

Fue superior el Betis pero no comenzó mal el equipo de Javi López, que al menos al principio respondía con veloces contras al dominio verdiblanco. Se hartaban los de Mel de pisar el área jerezana y bien que lo sufría el veterano Mendoza, a la carrera tras Castro y Lopes primero y tras Emaná después. A dos ocasiones del camerunés y varias internadas de Castro respondió mientras tuvo fuelle José Mari. El sevillano llegaba tocado y por eso quiso mucho más de lo que pudo, aunque le pusiera suspense al partido con el 2-3.

Parece increíble que sufriera tanto el Betis, sobre todo porque aunque dio una tregua antes del descanso, volvió del vestuario decidido a sentenciar. Otra vez se puso de gol Emaná, y muy cerca anduvo Salva Sevilla, gris ayer pues ni centró, ni chutó ni casi defendió bien. Más metidos que él anduvieron Iriney y Beñat, al que sacrificó su técnico después de que el Xerez, cuando mejor jugaba el Betis, se adelantara de la única manera que podía: en un córner. La cazó Gioda (1-0, 61') y Mel quemó las naves.

Empate de Castro. No habían digerido el gol aún los xerecistas cuando empató el Betis: gran centro de Nacho (las alas también son necesarias) y cabezazo de Castro (1-1, 67'), que mete menos goles que antes pero ya lleva 17. Fundamental Pereira, que certificó la remontada verdiblanca con un gol y una asistencia. Crack, otra vez, Emaná, capaz de superar a tres defensores en el 1-2 (70') y de culminar una jugada del delantero gallego (1-3, 76'). Pereira empañaría su actuación con una merecida roja y, como sin sufrimiento no hay Betis, los verdiblancos acabaron pidiendo la hora después de que José Mari acortara el marcador aprovechando una salida a por uvas de Casto (2-3, 78').

Acudió Ezequiel al rescate para mantener el balón alejado del área propia y el Betis triunfó en el camino de Jerez, como tantos y tantos béticos que pasan por la capital del vino hacia las playas gaditanas de su alegría veraniega, metáfora de liberación que bien podría resumir el sentir de Mel y Emaná cuando pitó el final del partido Miranda Torres y se fundieron en un abrazo. Abrazo sincero, directo desde el corazón, abrazo de madre y bebé recién nacido tras un dolorosísimo parto, de ejecutor e ideólogo de un plan tan natural pero tan inesperado como la vida misma y que en el caso del Betis, vital también, se llama ascenso a Primera.