El Villarreal quiere saldar ya su deuda continental

Desde que Riquelme errara aquel fatídico penalti en las semifinales de la Champions de 2006, el Villarreal quedó huérfano de un logro que merece y se le resiste: la gloria de disputar una final europea que ratifique lo mucho y bien que ha trabajado el club durante la última década. Al Submarino sólo le falta eso, abrir su vitrina para albergar un trofeo o, al menos, lucir ante el mundo en una final continental de la que se hable para siempre. Ahora le faltan dos zancadas (cuartos y semis), o cuatro pasos cortos como quiere ir su técnico, que plantea cada partido con el mimo y la importancia que merece el objetivo que aguarda en Dublín. No queda tanto, pero aún queda mucho.

El escollo actual se llama Twente, líder de la Eredivisie y peligro real para el sueño amarillo de campeonar. Aunque la Europa League sea un escalón inferior a la Champions, para los amarillos no lo está siendo. Ya apearon al segundo de Italia (Nápoles) y de Alemania (Leverkusen) y estos cuartos no le han aflojado la soga pues el conjunto holandés llega tras una digna Liga de Campeones y recién encaramado al primer puesto de su liga después de derrotar al PSV. Todas esas señales no han pasado por alto para Garrido, que quiere encarrilar la eliminatoria pues sabe que el potencial de su rival decrece como visitante. Por eso, esta noche es la noche.

La pareja.

Para aprovechar el respaldo de El Madrigal, se espera un ataque constante del Villarreal, la mejor fórmula para cobrar ventaja pues Rossi y Nilmar garantizan gol. Si funciona la conexión entre jugones (Bruno, Cazorla, Cani y Borja), los dos de arriba no desaprovechan las ocasiones y por ahí debe abrirse el camino a semifinales.