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Liga BBVA | Racing

Paliza en el paraíso

La plantilla sufrió y disfrutó a partes iguales en Picos de Europa.

<b>A TOPE. </b>Con las fuerzas intactas todavía, jugadores y técnicos empezaron la guerra de bolas de nieve sobre Enrique Palacio, del gabinete de prensa racinguista.

Ismaeeeeeel! ¡Mis isquios! ¡Yo tengo los aductores en las orejas...!". Así, entre risas y un magnífico ambiente, todo hay que decirlo, pero mentando reiteradamente al preparador físico y a la mayoría de su parentela, recorrieron los futbolistas del Racing los últimos cuatro o cinco kilómetros de una ruta preciosa en pleno corazón de los Picos de Europa. Fuente Dé-Áliva-Espinama, casi 12 kilómetros de una belleza escandalosa pero de una dureza muy superior a la esperada por los futbolistas, sobre todo porque el descenso desde Áliva hasta Espinama, más de siete kilómetros muy pindios, dejaron tocados a los protagonistas de la marcha: toda la plantilla, salvo Giovani, Rosenberg, Lacen, Arana y Serrano, los técnicos, auxiliares, Enrique Palacio, del gabinete de prensa, y el enviado especial de AS. La idea del preparador físico de Marcelino era haber podido realizar unas series de carrera en las praderas de Áliva, pero al estar éstas cubiertas de nieve, optó por el 'plan B' del que ya habló ayer en estas páginas: marcha de montaña de alta intensidad.

Mejor definición, imposible. Fue una larga caminata, discurrió a 2000 mil metros de altitud y, desde luego, fue intensa. Y extensa.

Pese al cansancio y las bromas finales sobre el estado de los muslos, lo cierto es que se vio una plantilla viva, unida y que se divirtió de lo lindo. Bromas, guerra de bolas de nieve, bajadas en trineo improvisado... Sudaron como en La Albericia, pero se rieron más.

Impresionante.

La mayoría de los expedicionarios no conocía la zona y quedaron extasiados con la majestuosidad del entorno. Del mirador del cable a la Horcadina de Covarrodes con la nieve justa para disfrutar de ella pero pudiendo caminar, desde allí hacia Áliva, dejando el techo de Cantabria, Peña Vieja, a la espalda por praderías de alta montaña y el tortuoso descenso junto al nacimiento del río Nevandi y los invernales de Igüedri hasta Espinama. Dos horas y media de caminata. Muchos de los futbolistas del Racing se manifestaron dispuestos a volver para enseñar el paraíso a sus familias.

Marcelino se mostraba feliz: "No hemos metido caña, ha sido un día perfecto en el que lo lúdico ha prevalecido sobre la preparación". El diseñador de la ruta, Ismael Fernández, reconocía la dureza: "La bajada se ha hecho larga, pero la actitud ha sido fantástica y se han cumplido los objetivos".

Al final, inmersión en las heladas aguas del río Nevandi y cocido lebaniego en Lon.