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Liga BBVA | Mallorca 1 - Zaragoza 0

De Guzmán no quiso la paz

Doblas fue expulsado y Leo Franco se tragó la falta del canadiense. Mallorca y Zaragoza jugaron sin correr riesgos. Braulio tiró al larguero en el descuento

Jorge Solans
<b>DESCOMPUESTOS. </b>Da Silva, Leo Franco, Ander y Jarosik se quedaron de una pieza tras el gol de tiro libre de De Guzmán, que entró por el palo del portero.
DESCOMPUESTOS. Da Silva, Leo Franco, Ander y Jarosik se quedaron de una pieza tras el gol de tiro libre de De Guzmán, que entró por el palo del portero.

El combate enfocaba hacia un empate técnico, quizá con leve ventaja a los puntos para el Mallorca, cuando el partido se agitó de repente. Un resbalón de Da Silva ponía a Webó mano a mano con Doblas, que salió justamente a la cornisa del área para anticiparse. Lo hizo, pero traspasó la línea tocando la pelota con las manos. Doblas se sabía muy bien la teoría, pero en la práctica le faltó frenarse a tiempo (si era posible) o desanudar la pelota de sus manos para acunarla con el pecho. Las soluciones eran muy difíciles, desde luego. La roja directa, seguramente un castigo excesivo del reglamento, dio paso a Leo Franco, que no respondió al libre directo de De Guzmán. O se lo tragó, según se mire. El disparo de De Guzmán fue muy bueno, propio de un futbolista como él, pero el palo del portero se denomina así por algo.

Antes y después de esos dos minutos decisivos, pese a que el Zaragoza jugó en inferioridad numérica, el Mallorca no supo gobernar el partido. Laudrup no logra recuperar aquel equipo brillante y alegre de la primera vuelta. Pereira ha desaparecido y Chori Castro volvió a defraudar en su regreso a la titularidad. Sin esos puñales por las bandas, el factor diferencial del Mallorca se reduce a De Guzmán y Tejera, brillantes en la construcción del juego. Pero con Nsue y Webó más laboriosos que efectivos, el Zaragoza se sintió cómodo cuando estuvo bien agrupado (casi siempre) en su propio campo.

Doblas paró al principio sendos tiros sin veneno de Chori Castro y Nsue, que también remató en un córner rozando el palo. A partir de ahí, el Zaragoza apagó las luces al Mallorca, con Jarosik y Ponzio insuperables, y no sólo supo nivelar la posesión sino que incluso pasó a mandar. Ander abría caminos, Bertolo desequilibraba. Pero el Mallorca tampoco se sentía incómodo sin la pelota.

Mucho respeto.

Las mejores llegadas al área rival de ambos equipos nacían en recuperaciones en campo propio, lo previsto. Pero Laudrup y Aguirre habían analizado muy bien el partido de la primera vuelta en La Romareda, así que la premisa mayor era no correr riesgos. Si la chica te pone ojitos o sonríe sin motivos, adelante. Pero hay que estar plenamente convencido: beso o beso. La cobra sería imperdonable. Los laterales subieron con cuentagotas, los mediocampistas midieron muy bien sus pases... ¿Y Webó y Uche? Bien, gracias, hoy comerán con sus familias sin secuelas ni honores relevantes.

Nunes no dejó respirar a Uche, pero la única vez que pudo descolgarse le filtró un pase de gol a Bertolo, que llegó desbocado y mandó la pelota fuera. Bertolo es uno de esos escoltas de la NBA poderosísimos en la carrera, en la conducción de la pelota, en las penetraciones... Pero a menudo impreciso para asistir o tirar. Amén de varias faltas frontales inacabadas rumbo a Jarosik, el Zaragoza sólo cercó el área del Mallorca en la primera parte con esa acción. Nunes se despistó una vez, Uche inventó medio gol.

Durante la segunda parte, ambos equipos mantuvieron su respeto mutuo, concediendo la pelota lejos de su portería pero apenas ocasiones claras. El Zaragoza asomó mejor, pero no le alcanzó para probar a Aouate, inédito toda la tarde. Sólo una volea de Da Silva tras rechace en un córner contuvo la respiración del Iberostar. Hasta que en el descuento Braulio burló a tres defensas y pintó una comba que terminó en el larguero. El Zaragoza había jugado para empatar, Braulio dijo que habría sido justo.

El Mallorca tampoco había sudado sangre para ganar, pero sí obligó a Doblas y a Leo Franco a salir en los resúmenes. Laudrup y Aguirre vieron el partido que esperaban, con el respeto por bandera. Pero los detalles, siempre ingobernables, que se congregaron en esos dos minutos decisivos desnivelaron. Ahora el Mallorca, con 38 puntos, alza la bandera de la tranquilidad. El Zaragoza, 30, aún no la divisa en su horizonte.