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Internacional | Objetivo indiscreto

Ronaldinho se deja la piel... en el Carnaval

Ha participado en tres escuelas de samba de Río

Ronaldinho se deja la piel... en el Carnaval
reuters

Las razones que explican la incontrolable querencia de los futbolistas brasileños hacia el carnaval son genéticas y culturales: tradición, música, fiesta. También hay otra forma de verlo. Milán, un grado bajo cero; Río de Janeiro, 25 grados. Ahora añadan los escenarios correspondientes. Las frías y grises calles de Milán (de París, de Madrid) en contraposición con la playa de Copacabana y el Pan de Azúcar; los abrigados y presurosos transeúntes en comparación con una marea de cuerpos torneados y bullangueros.

Así se comprende mejor la saudade. Así se entiende que Ronaldinho sudara el pasado lunes como no lo ha hecho en los últimos años (vestido de futbolista, se entiende). Exultante, casi en trance, mezcla de Camarón y María Magdalena. Dos días después de haber jugado un partido y dos días antes de disputar el siguiente, mañana mismo contra el Bangu. Naturalmente, ni un reproche de crítica y público. Lo primero es lo primero.

La imagen, tomada en la noche del lunes, corresponde al desfile de la escola Grande Río, la de los famosos y los artistas, la preferida de los cariocas desde que el pasado 7 de febrero un incendio devoró siete carros alegóricos y 3.300 disfraces. Ronaldinho, hombre generoso, participó también en las escuelas de samba de Portela y Estácio de Sá, lo que le obligó a otros tantos cambios de vestuario, ninguno discreto. En resumen: juerga sin descanso desde la noche del sábado, cuando el Flamengo organizó su propia fiesta.

Para quien no esté familiarizado con el Carnaval de Río le daremos unos apuntes básicos. Para empezar: no está permitido desfilar desnudo, sólo casi. Las escuelas, separadas por grupos, son juzgadas en diez categorías (armonía, percusión...) y los campeones repiten el próximo sábado. Eso, en el Sambódromo. Para el guateque exterior se reparten 84 millones de preservativos.

Es fácil: mientras en el resto del mundo utilizan el carnaval para ponerse una careta, en Brasil aprovechan para quitársela. Imaginen el alivio.