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Liga Adelante | Tenerife 1 - Barcelona B 4

Un juguete en manos de un equipo muy superior

Nolito hunde más aún a los blanquiazules con un hat-trick

M. Daswani
<b>SIN REACCIÓN. </b>La defensa blaugrana dejó a los jugadores blanquiazules sin ninguna oportunidad de remontar el marcador.
SIN REACCIÓN. La defensa blaugrana dejó a los jugadores blanquiazules sin ninguna oportunidad de remontar el marcador.

Son buenos, rápidos, jóvenes y con talento. Y seguramente no desentonarían si compitieran en Primera. Juntos forman el Barça B, ayer el peor rival posible para poder alegrar al Tenerife un lunes de Carnaval que deja goleada y casi humillación.

Fue así porque acabó el cuadro local absolutamente empequeñecido hasta tal punto que el rival exhibió clemencia. Raro en un cuadro azulgrana que combina, todo en uno, la osadía propia de su edad, el sello inconfundible de La Masía, el pedigrí del escudo, el carácter de Luis Enrique y el oficio que da la experiencia. Algunos de sus futbolistas son adolescentes, pero estos locos bajitos llevan jugando desde que les salieron los dientes. Da gusto verlos salvo que uno quiera que gane el rival. Padeció el torbellino ayer el Heliodoro. Se preparó para un Carnaval y lo vio, pero de goles. Así, la única lluvia no fue la que cayó sobre el césped.

Ya el comienzo del partido enseñó un error capital. Fue la interpretación del duelo. Sólo Tapia sabrá por qué se enfiló la contienda con tanto atrevimiento y alegría. Una cosa es no renunciar a los valores y virtudes de la plantilla propia, y otra bien distinta es aprestarse a un suicidio. No fueron malos los minutos iniciales de los blanquiazules, pero sí que dejaron huecos por todos lados.

Única ocasión. Arriesgar tantísimo es resignarse a morir. No en vano, fenecieron las opciones insulares cuando Nino lanzó contra la madera, y con la fuerza de un torrente, un balón que llevaba sabor a gol. Fue la vez que más cerca estuvieron de opositar al triunfo. Luego, el vendaval.

Acostumbrado a percutir una y mil veces las redes rivales, marcó el Barça B cuatro goles de todas formas y colores. El primero, un disparo cruzado de Oriol; los otres tres, obra de un inspiradísimo Nolito.

Para disfrutarlas por televisión quedan su definición, la galopada excelsa de Bartra en el segundo tanto, las dotes de mando de Fontás o la gestión del cuero que hace Dos Santos. Ver a los de Luis Enrique es contemplar un festival. Ver al Tenerife, en cambio, es sufrir. Ayer, curiosamente, fue un juguete en manos de niños.