Liga BBVA | Racing 1 - Real Madrid 3
Özil manda, Benzema mata
Estupendo partido coral de un Madrid sin Cristiano. Özil gobernó el duelo y dio dos goles. El francés firmó un doblete. El Racing sólo pudo evitar la paliza.
Hay un Madrid con Cristiano y es bueno y otro sin él, que ayer fue fabuloso. El portugués le da al Madrid capacidad nuclear, 37 goles en 40 partidos, algo que ningún otro futbolista de la plantilla posee, pero con él sucede todo demasiado deprisa: la transición, el último pase, el remate. Ayer, sin solista y con vocación coral, el Madrid masticó mejor la jugada, trabajó en cadena, ofreció una participación más amplia y cada futbolista tuvo un papel más largo y lo disfrutó. Se repartieron más las medallas y la pelota. A ratos bailó el tiqui-taca como música de cumpleaños (el 109º del club) ante un Racing para el que el partido tuvo demasiado metraje. Al descanso el Madrid se fue con 17 remates y un 70 por ciento de posesión. La ley del Barça. Luego volvió con la misma autoridad, pero menos brillo. Aun así, le dio tiempo a paladear su faena y dar la alternativa a Álex, el novillero que viene en el centro del campo.
Y en esa música de violines caminó sobre las aguas Özil, futbolista cuya conducción elegante recuerda a la de Cruyff. Ahí hay un gerente del juego blanco para muchos años, porque tiene el difícil don de elegir casi siempre bien. Recorta por necesidad, que no por vanidad (aunque perdió un gol, casi al final, por perseguir la obra de arte); aguanta la pelota o se entrega al primer toque según convenga, no se ablanda para rematar y enhebra la aguja del último pase. Lo que Guti era una día sí y tres no. Ayer dibujó dos estupendas asistencias, bien aprovechadas por Benzema y Adebayor, compañeros por accidente pero que sonaron bien juntos.
Al francés le ha metido definitivamente Mourinho en su muleta y esta vez la competencia de Adebayor, que le amenaza por la vía del esfuerzo, le ha hecho mejor. Anotó dos goles y no acabó el partido. Ahora son otros los que le quitan minutos de desgaste. Estuvo magnífico en la preparación y en la definición. Va para imprescindible aunque con notable retraso.
Granero. También resultó Granero como pareja de Xabi Alonso. Le quitó espesor al juego del Madrid sin que se perdiera recuperación. Y es que la parte útil de quitar el balón es ponerlo en circulación con sentido. Y el canterano movió bien al equipo a un toque. Le arropó mucho Di María, muy lejos de la banda, pero con piel de camaleón. Fue el todoterreno que necesitaba el Madrid en la segunda mitad con ese esquema alternativo, más profundo pero menos ancho. Dio el tercer gol, provocó un penalti y se metió en ese fútbol combinativo, demostrando que luce en pana y en seda, por la periferia y por el centro.
El Racing anduvo de oyente en la primera mitad, tragándose ocasiones y celebrando que el marcador no resultase irreparable. Xabi Alonso y Benzema hicieron temblar el larguero y a Toño le faltaron manos. Marcelo perdió un gol a puerta vacía y ahí quedó su bota derecha como cuerpo del delito. Luego sacó el orgullo del anfitrión, emergieron Giovani y Kennedy y visitó a Casillas sin pasar por Lacen ni Colsa, pobre andamio de principio a fin. Incluso se encontró un clamoroso penalti por el camino, que Casillas le adivinó a Pinillos. Pareció pisar una placa de hielo en el momento de golpear. Sólo sirvió para que Mourinho abroncara a Marcelo por su despiste previo.
Luego Kennedy se apuntó el gol que le premiaba como el más potable de su equipo, pero la esperanza duró un suspiro. El Racing siguió sin encontrar a Rosenberg, un delantero de buenos movimientos pero que ve en los porteros molinos y gigantes. Benzema respondió con el tercero y ahí sacó bandera blanca un Racing que llevaba seis partidos sin perder, lo que abrillanta el partido del Madrid. Después falló un penalti Adebayor y debutó el pelirrojo Álex. Pronto volverá Cristiano y será una magnífica noticia. Pero como espectador ya conoce que tras el todos para uno está el uno para todos.