Liga BBVA | Zaragoza
La hora de La Romareda
Quedan seis partidos vitales en casa. El Zaragoza ha puesto su fé en la mística de La Romareda, pero el estadio vive entre la congoja, el descontento con el club y las mediocres entradas de todo el año. Es hora de que el club movilice a su hinchada. El equipo lo necesita y hay mucho en juego.
Lo repiten, como un mantra, todos los jugadores: "La salvación la tenemos que hacer en casa". De forma consciente o inconsciente, los futbolistas del Real Zaragoza están fiando sus posibilidades de alcanzar los entre 15 y 18 puntos que se calcula que necesita el equipo para seguir en Primera División a la mística de La Romareda: a su carácter motivador, al abrigo de la afición, a la seguridad de que serán capaces de elevar su rendimiento en campo propio. Y, sin embargo, nada de eso ha ocurrido todavía. El Zaragoza ni ha jugado mejor, ni se ha sentido abrigado, ni ha obtenido mejores resultados en casa. Todo eso ha de cambiar: quedan 13 jornadas y ha llegado la hora de La Romareda.
El Zaragoza tiene seis partidos pendientes en su campo: Athletic, Valencia, Getafe, Almería, Osasuna y Espanyol. "Podemos ganar a todos los rivales que nos visitan", dijo el domingo Jorge López. Si ese desiderátum se cumpliera, el Zaragoza no necesitaría más: serían 18 puntos, acumularía 42 y estaría, excepto sorpresa mayúscula, a salvo en la orilla. La posibilidad de ganar todo en casa significaría lograr más triunfos en estos tres meses de Liga que en todo lo que se lleva de temporada: cinco partidos ha vencido el Zaragoza desde que empezó el campeonato. Cuatro en casa y uno fuera. Pero, si no gana todo en La Romareda, al menos habrá de intentar ganar lo más posible y tratar de rascar cuanto pueda lejos de Zaragoza.
Media inglesa. El equipo, por más que no se diga, se comporta como si hubiera decidido aferrarse a la media inglesa para salvarse. Empates fuera, victorias en casa. La lectura del significado del punto en El Molinón ha sido mucho más optimista dentro del vestuario que fuera. El resultado de mañana con el Athletic les puede dar la razón o desnudar una falacia común en el fútbol, eso de que los empates fuera se hacen buenos ganando el siguiente partido en casa. La fórmula no parece tan válida para situaciones de máxima necesidad como la que atraviesa el Zaragoza, y menos contra rivales directos.
En todo caso, La Romareda ha de cambiar su papel y sus circunstancias. Las asistencias en la grada han sido mediocres todo el año, en medio del comprensible desencanto de la afición. Parece hora de que el club movilice a su hinchada, de la que tan alejado se ha sentido todo el año por la oposición social a Agapito Iglesias. Que vuelvan aquellas iniciativas de precios bajos y bonificaciones para los abonados, con el fin de llenar el estadio y que verdaderamente el zaragocismo quede galvanizado en apoyo de su equipo. Como ocurrió en la temporada 2007/08, cuando La Romareda se quedó sin entradas en cuatro partidos consecutivos: contra el Atlético, el Betis, el Recreativo y el Deportivo. El equipo lo necesita. En esta hora de total incertidumbre, ningún factor se puede tomar a la ligera.