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Liga BBVA | Sevilla 1 - Hércules 0

Rakitic es un hilo de esperanza

Su gol hace séptimo al Sevilla. El Hércules sólo llevó peligro con Trezeguet. Los de Manzano, grises, se reservaron para Oporto. Los de Esteban, sin punch.

<b>VUELVE A SONREIR. </b>El Sevilla se reencontró con la victoria ayer en Nervión gracias a un gol de Rakitic, que es abrazado por sus compañeros en la imagen.
VUELVE A SONREIR. El Sevilla se reencontró con la victoria ayer en Nervión gracias a un gol de Rakitic, que es abrazado por sus compañeros en la imagen.

El Sevilla reza por un cambio. Y hay quien cree que podría pasar por un católico apasionado como Ivan Rakitic, fiel creyente como buen croata. Rakitic hizo la diferencia en el Sevilla-Hércules en un partido que para el sevillismo fue sí pero no y para Esteban, la comprobación final de que fuera de casa su equipo no llega a calamidad de milagro. Cada día que pasa, aquella gesta del Camp Nou parece más una experiencia del más allá. El partido tuvo muy pocas buenas noticias para los dos equipos. Y eso que durante un rato el Sevilla pareció distinto. Jugó una buena primera media hora que dio continuidad al partido con el Oporto. Marcó el gol pronto y dio una sensación de superioridad aplastante. Pero luego se abandonó, víctima de esa enfermedad que se ha convertido en vicio. Como abúlico, el Sevilla juega con una galbana preocupante. Casi andando. Eso desespera a la afición y a los rectores del club, que no entienden cómo ese vestuario es incapaz de jugar noventa minutos redondos. Ni setenta. Y ya es desesperante.

El Hércules se dio cuenta demasiado tarde de que sus opciones hubiesen sido más si no hubiese entrado en el campo dormido y si hubiese creído más en lo que hace. Pero tiró a la basura setenta minutos hasta ver que el Sevilla le tiene pavor a jugar con presión y un resultado corto en su estadio. Fue cerca del final cuando Trezeguet tuvo en sus botas el empate. Lo salvó Javi Varas (excelente cada vez que sustituye a Palop y llamando ya con firmeza a las puertas de la titularidad) pero entonces el Hércules apretó y desnudó los miedos del Sevilla. Sucede que para Esteban es demasiado jugar sin Valdez y Drenthe. Son la pimienta del equipo. Thomert, Tiago Gomes, Cristian o Kiko Femenía resultaron demasiado planos como para sembrar inquietud o ser buenos socios de esa leyenda que es Trezeguet.

El Sevilla ha ido simplificando asuntos. Asustado por los errores capitales que llevan cometiendo en defensa toda la temporada, Manzano dio la orden de no arriesgar ni un solo balón. En los primeros minutos, el plan del Sevilla fue tirar balones aéreos a sus dos pánzers, Luis Fabiano y Negredo. Y que bajaran los que pudieran. La idea no le pudo salir mejor al jiennense. Luis Fabiano, discutido por su falta de acierto pero capaz de hacer jugadas que cambian los partidos (y para eso están los cracks), se acomodó un balón con elegancia y conectó con Negredo, que le regaló a Rakitic su primera alegría en Sevilla. El gol fue un ejemplo del talento potencial que tiene un equipo que parece decidido a rehabilitarse desde el medio. Zokora y Romaric han desaparecido de un plumazo de las alineaciones. La suma de Medel y Rakitic es mejor, pero las caras nuevas suelen ser menos sospechosas al principio. Eso sí, da la sensación de que chileno y croata mezclan bien y tienen armonía. Dan un nuevo aire al nuevo Sevilla. Navas y los delanteros reciben más balones y el juego del Sevilla, en general, pinta más ordenado. Todavía están a prueba.

Lo que resulta más preocupante en el Sevilla es su capacidad para perder el gobierno de los partidos. Por unos minutos pareció perdido en el campo. Esteban lo intentó con Kiko, con Portillo y hasta con Tote al final pero el partido se le hizo corto al Hércules, que apenas sumó oportunidades de gol y e también se salvó de un resultado peor gracias a Calatayud, que le hizo una parada preciosa a Negredo, seguramente el mejor jugador del partido. A la sombra de la jearaquía y los galones que se han ganado durante años Luis Fabiano y Kanouté, el vallecano está siendo el mejor delantero esta temporada. Por esfuerzo, agresividad y también por talento. Ayer estrelló un balón en el palo. También con el exterior. La gloria de un partido que deja al Hércules en una posición incómoda fue de Ivan Rakitic, amante de los relojes suizos (es croata pero nació y jugó en Basilea). Ayer puso al Sevilla en hora. Vuelve a ser séptimo y anuncia algo nuevo. Pero le falta una gesta que vuelva a ilusionar a su afición: Oporto.

El detalle. Uno en Europa y el otro, a dos de la zona de descenso

Aún no es demasiado significativo pero el Sevilla debe empezar a mirar ya dónde termina cada jornada. Después de su victoria ante el Hércules, los de Manzano vuelven a puestos europeos pero dependen del Real Sociedad-Mallorca de esta tarde. Si los de Lasarte ganan 2-0, volverán a ser séptimos. El Hércules, por su parte, está a sólo dos puntos de la zona de descenso que esta jornada marca el Zaragoza después de la victoria de Osasuna ante el Espanyol.