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Liga BBVA | Real Zaragoza 1-Racing 1

Toño detiene la escapada

El meta frenó el cuarto triunfo del Zaragoza. El punto no saca de pobre a ninguno. Marcaron Christian y Boutahar. Sinama se perdió la victoria

<b>SEGUNDO GOL. </b>Boutahar, que intenta evitar el acoso de Christian, marcó su segundo gol con la camiseta del Zaragoza y de forma consecutiva en La Romareda.
SEGUNDO GOL. Boutahar, que intenta evitar el acoso de Christian, marcó su segundo gol con la camiseta del Zaragoza y de forma consecutiva en La Romareda.

Mientras La Romareda sueña con un jeque (aunque sea un jeque trucho como los que hacía Antonio Ozores en las películas de Esteso) el Racing exhibió en el estadio zaragozano a su magnate indio. De manera fugaz, eso sí, porque Ali Syed llegó de Bahrein en el minuto 87, vio el alargue en el que Toño le dobló las escopetas a los condescendientes delanteros del Zaragoza y, conforme Rubinos pitaba, rajó para Zúrich a sus cosas. Si es hombre de conclusiones avezadas, el dueño del Racing sabrá que Toño frenó la alegre escapada del Zaragoza hacia la línea del Ecuador y que el empate no es sino una cuestión de sabores. Pudo gustarle más al Racing, pero la verdad es ésta: un punto deja a los dos igual de apurados. A un partido apenas del fondo.

La tarde repartió los puntos y casi todo lo que cabe en un partido. La propiedad de la pelota, los saques de esquina, los altibajos de algunos jugadores, el error individual y, sobre todo, la impresión de que ambos perdían importancia conforme avanzaban hacia el ataque. De modos distintos, eso sí. Ariel siempre hubo de jugar de espaldas, posición incómoda en la que, sin embargo, se arregló para construir un buen partido. Casi nadie lo acompañó, salvo Adrián en alguna incursión temperamental sin definir. Al mismo tiempo, Portugal insistió en que su equipo saliera tocando desde el fondo. Henrique le demostró el riesgo de su convicción. Y después, Colsa y otros caciques se la replicaron.

El Zaragoza fue más profundo con la pelota, aunque siempre a partir de esa posición amagada, de espera en campo propio, que define sus apreturas: el equipo tiende a la robustez (definida por el estado impermeable de Ponzio y Contini) y no se anima a salir de ese perfil ni siquiera frente a un rival de su tamaño. Aun así, puede armar un caso a su favor a partir de algunas jugadas que debieron ser definitivas; y sostener en ellas el argumento de que la victoria le debió sonreír.

Floja salida.

Hechas las consideraciones generales, vayamos a lo concreto. Dice Aguirre que una pelota a balón parado son cinco segundos de la vida que no admiten despistes. La frase suena al conocido adagio de Lennon: "La vida es lo que te ocurre mientras haces planes". El Racing marcó su gol en uno de esos espacios de cinco segundos, tiempo en el que Paredes abandonó la marca de Christian y éste anotó un delicado balón de Kennedy sobre el área. Como de costumbre, Kennedy dio lo mejor en las pelotas detenidas. En cuanto el globo se mueve, Kennedy diluye el perfil. El Racing amortizó la molicie del Zaragoza en su salida al campo, hasta que Ponzio, Gabi y Ander fueron tensando el hilo del partido. Elevado por encima del repiqueteo de su nombre en los titulares, Ander hiló fútbol con intención estética y contenido. Tuvo la compañía pulmonar de los otros dos y el culebreo de Boutahar, futbolista que entra en los partidos con el plumaje abierto, como las divas de cabaret, y lo abandona en silencio. Hizo un gol con un mínimo arabesco de zurda en una pelota filtrada por Gabi, tuvo el cabezazo rechazado por Lacen en la línea de gol... y luego se fue recogiendo en su pensamientos, como el indio.

Alrededor de los dos goles, el partido quedó dibujado como una escena de tensión sostenida. En el Racing decayó Lacen pero levantó la bandera Colsa. Lo intentó Adrián por afuera y luego el debutante Giovani supo que Contini se alimenta de niños crudos y hombres heridos. En el Zaragoza, los de afuera pidieron relevo con su creciente inacción. Jorge López reanimó el baile de la pelota y Lafita discutió con sus pies en un par de carreras. En un partido de méritos tan opinables como repartidos, Toño alcanzó a subrayar la importancia de su nombre en las estancias decisivas. Dejó a Braulio y Sinama de goleadores en aspirantes. Y Lafita cruzó de más otro tiro con el portal enfocado. Como todo el mundo sabe, los goles no se merecen, se marcan. Y el Zaragoza va a tener que manejarse de aquí hasta el final con el frecuente desatino de sus delanteros.

Giovani debutó con silbidos

El mexicano Giovani dos Santos, pretendido por el Real Zaragoza y fichado por el Racing en el mercado invernal, debutó en La Romareda en su regreso a la Liga. Miguel Ángel Portugal le dio entrada en el minuto 65' y la afición aragonesa acompañó sus acciones con silbidos. Tirado a la banda derecha, se las vio con el expeditivo Matteo Contini.