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Liga BBVA | Espanyol 0 - Villarreal 1

Rossi decide con un misil el combate de la otra Liga

Espanyol y Villarreal ofrecieron una genial primera mitad

<b>DEFINITIVO. </b>Rossi marcó el 0-1 sin apenas ángulo y ya en la reanudación trató de ampliar distancias con otro trallazo desde la frontal.
DEFINITIVO. Rossi marcó el 0-1 sin apenas ángulo y ya en la reanudación trató de ampliar distancias con otro trallazo desde la frontal.carlos mira / rodolfo molina

Espanyol y Villarreal representaron anoche una hipérbole de esta Liga tácitamente bipolar, con un brillante encuentro entre dos equipos amantes del balón, que deleitan al espectador y cuyo equilibrio sólo podía quebrar un misil de Rossi en las postrimerías del primer tiempo. Fue un golazo, un trallazo sin apenas ángulo y por el palo corto. Y al contragolpe, el arma que habían elegido los pericos (quienes ni notaron las ventas de Víctor Ruiz y Dídac) para acechar como un afilado puñal la portería de Diego López. Una propuesta alterna a la del Villarreal, que salvo en el 0-1 buscó profundizar al toque, como la dinamita que se detona sólo tras prender su larga mecha. Y ésta explotó con Rossi.

Por si la clasificación de ambos no supusiera suficiente aval, el inicio frenético ya hizo presagiar lo vertiginoso que sería el duelo. Hasta 12 ocasiones claras se sucedieron en un primer acto que se iba a apagar increíblemente sin goles hasta que llegó el trallazo de Rossi, en el 44'. Disipó de un tacazo las letales contras del Espanyol. Primero fue un disparo a bocajarro de Chica, luego un chut desde lejos de Javi Márquez -formidables sus pases orientados de larga distancia- y otro de Verdú.

Diego, ante Sergio.

Pero, sobre todo, esa primera mitad se convirtió en un diálogo entre Diego López y Sergio García, al que descompuso una y otra vez e incluso en un remate soberbio, orientado con el exterior del pie derecho, que desvió a córner in extremis.

Pero si el Espanyol no supo marcar viniendo de nueve tantos en tres partidos con menos ocasiones que anoche, el Submarino también había hecho méritos para que llegase ese golazo de Rossi. Gonzalo marró en el 4' un gol casi cantado, batido ya Kameni, quien a la media hora socorrió dos remates de Rossi, primero, y de Marco Ruben, acto seguido, a la salida de un córner.

El camerunés volvió a salvar los muebles en la reanudación, rozando con los dedos para enviar a córner otra vez ante Rossi. Fue la acción más clara de un segundo tiempo en el que el Espanyol buscó a ráfagas y sin la intensidad del arranque un empate que nunca llegó.