Real Madrid | El perfil | Adebayor
Vio la muerte de cerca en un tiroteo en Angola
Capitaneaba a su selección en la Copa África 2008
Togo vivió una pesadilla en la Copa África de 2008. Adebayor, que lideraba a su selección, vivió en primera persona un auténtico drama que estuvo a punto de costarle la vida. El autobús del equipo fue tiroteado en la región petrolera de Cabinda por un grupo independentista cuando se disponían a salir de su hotel. Murieron el conductor, el entrenador asistente, Abalo Amélété, y el jefe de Prensa, Stan Ocloo. Tras esta desgracia, Togo se retiró de la competición. "Como capitán de mi selección nacional puedo decir que si la seguridad no es buena, entonces quizás nos vayamos. Es un partido de fútbol y uno de los mayores torneos en África, pero no creo que la gente esté lista para entregar sus vidas", explicaba el nuevo jugador del Real Madrid tras la tragedia. Para colmo, la CAF (Confederación Africana de Fútbol) condenó a Togo a no participar en las dos ediciones siguientes.
Otras siete personas, entre ellas los futbolistas Obilale y Akakpo, resultaron heridas. El 12 de abril, Adebayor, su capitán, anunciaba su retirada de la selección de este modo: "A raíz de los trágicos sucesos acaecidos durante la Copa de Africa en enero, en el que dos de mis compatriotas fueron asesinados por terroristas en Angola, he tomado la dura decisión de retirarme del fútbol internacional".
El testimonio de Adebayor resulta estremecedor: "Fueron instantes horribles, los peores de mi vida. Estuvieron disparándonos durante 30 minutos y lo único que podíamos hacer era pedirle a Dios que nos mantuviera con vida. Y lo hizo. Vi como uno de mis compañeros caía. Tenía un balazo en el cuerpo. Estaba llorando y a punto de perder el conocimiento. Veíamos la muerte cara a cara. Nunca pensé que tendría que pasar por una experiencia como esa. Y todavía no sabemos por qué ocurrió".
En varias entrevistas después de los sucedido, el tologés se manifiesta de este modo: "Pienso que si no hubiéramos llevado escolta no estaríais hablando conmigo, sino con mi cadáver en este momento. Aquello fue cuestión de cinco minutos. Cuando todo concluyó, nos sacaron del autobús. El conductor estaba herido. Entonces decidieron que prosiguiéramos el viaje en siete u ocho vehículos todoterreno. Ninguno de nosotros quería bajarse del autobús porque esos coches nos esperaban en el lugar desde donde comenzaron los disparos. Nuestra única obsesión era llamar a nuestras casas. Yo pude hablar con mi mujer para decirle: 'Estoy bien'. No pegamos ojo en toda la noche. Todos queríamos volver. Nadie estaba dispuesto a jugar. Habíamos visto la muerte".