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Copa del Rey | Sevilla 0 - Real Madrid 1

Benzema no regala el 9

Su tanto de museo decidió el choque. Gol fantasma de Luis Fabiano que no concedió el línea Fermín. Botellazo a Casillas. El Madrid fue mejor.

Luis Nieto
Actualizado a
<b>PUDO SER LA SENTENCIA. </b>Cristiano y Özil tuvieron la oportunidad de resolver la eliminatoria en el minuto 79. Alexis salvó in extremis lo que parecía un gol cantado...
PUDO SER LA SENTENCIA. Cristiano y Özil tuvieron la oportunidad de resolver la eliminatoria en el minuto 79. Alexis salvó in extremis lo que parecía un gol cantado...

El partido llenó una videoteca, desde las pinturas de guerra con efecto estimulante de las vísperas al botellazo vandálico a Casillas en los postres, pasando por el fabuloso serpenteo del gol de Benzema y la más fabulosa polémica del tanto fantasma de Luis Fabiano. Pero el montaje final retrata bien que fue mejor el Madrid , con más fútbol y aplomo, y que el Sevilla sacó poco provecho de su ardor guerrero.

El partido resultó malhumorado, con patadas condenables, al borde siempre de la gresca y sin demasiada agitación en las áreas, pero tuvo encanto por caliente y competido. Y lo decidió Benzema, que no entiende de inviernos ni veranos. Juega con la misma emoción, poca, en el ecuador y en el polo. Y esa sangre congelada le ayuda en partidos como el de ayer, en los que el público ablanda de verdad el ánimo de todos menos el suyo. Su gol salió de la nada, de una pared sencilla con Özil junto a la banda derecha. El francés aceleró, muleteó a Alexis con un frenazo, limpió con el recorte a Escudé y decidió con la izquierda. Aquella maravilla firmada con Adebayor descansando ya en un hotel de Madrid desenganchó al Sevilla de su hinchada, el principio de su fin.

A Mourinho le convenía más un duelo táctico que emotivo, de poco recorrido, que nunca calara en la grada. Y lo manejó con el trivote Khedira-Xabi Alonso-Lass. Fue un partido para hombres, que diría Valdano, y el Madrid lo conquistó sacando músculo, aunque el francés anduviese un punto más agresivo de lo aconsejable. Lesionó a Sergio Sánchez en una entrada horrible y opositó imprudentemente a la expulsión. Xabi, en cambio, desactivó con talento y oficio a la infantería sevillista, ese preparado energético Zokora-Romaric que apenas tuvo empuje.

El gol fantasma.

Tampoco cargó la caballería ligera, con Navas y Perotti por fuera. El primero está a un mundo de sí mismo. Tardó dos jugadas Arbeloa en tomarle la medida y dejarle en nada. El argentino nunca desbordó a Sergio Ramos, insuperable ayer como lateral. Se sintió en casa. Luis Fabiano entró y salió del partido y Kanouté casi nunca estuvo en él. Pero entre ambos, con el Madrid durmiendo el encuentro en el descuento de la primera mitad, prepararon la jugada polémica de muchas copas: el brasileño recibió del malí, esquivó a Casillas y empujó la pelota a puerta vacía. Albiol, lanzado, la frenó con el muslo y reaccionó después con astucia para poner la puntera de sus botas y arrastrarla fuera del marco. Fermín, el pelirrojo asistente de Undiano, no la vio entrar. Canal+ nos invitó después a una prueba de agudeza visual con media docena de magníficas tomas, aunque ninguna definitiva.

Ese lance recordó al Sevilla el videoestímulo previo y su juego tuvo más espinas y menos soluciones. Pegó más de lo que le convenía y un Madrid más sensato y con más espacios, especialmente desde la entrada de Di María y Marcelo, la operación galgos de Mou, pudo pintarle la cara. Xabi rozó el gol desde medio campo. Özil y Cristiano traspapelaron la sentencia casi a puerta vacía. El portugués se ha tomado un respiro y eso es un sinvivir para el Madrid.