Dimas, en el descuento, anula la remontada charra

Desde un principio se vio como el Salamanca quiso controlar el centro del campo del Numancia, pero, sobre todo, la intención de Cano parecía ser tapar todas y cada una de las acometidas de Cedric por su banda. Para ello colocó a Sito encima de él, recibiendo además la ayuda del central Goikoetxea.

Aún con las intenciones de los dos equipos, se vio una primera parte plana, con los charros intentado contras que si daban sensación de peligro y los locales con jugadas elaboradas en paredes e intentando llegar hasta la cocina.

Oportunidad.

Barkero dio un primer aviso al rematar un centro que se estrelló en el larguero, pero la Unión siempre buscaba a Quique Martín; el veterano jugador intentaba todo tipo de estratagemas para llegar al área rival con pases interiores o aberturas a banda para Kike López y Sarmiento, pero sin pólvora arriba. Una de las opciones más claras fue una falta directa del propio Martín que desvió Navarro a córner por no situar un hombre más en la barrera. A falta de dos minutos para llegar al descanso, Jaio estableció el primer gol al rematar de cabeza un córner botado por Barkero. Una jugada como hacía tiempo no se veía en Los Pajaritos ya que el equipo de Soria tiene la manía de sacar los córners al primer palo y raso.

La segunda mitad empezó bien para el Numancia. Cedric no es de los que se cansan y sus compañeros lo saben; por ello, continuaban mandándole balones, y uno de esos pases provocó el derribo de Goikoetxea sobre el delantero y el consiguiente penalti que transformó Barkero. El salamanca no se vino abajo, ya que Kike recortaría distancias al rematar un balón centrado desde banda izquierda.

El peligro rondaba y un disparo de Nagore hubo de ser neutralizado por Biel. Eso fue antes del lío que hubo después, con un balón que detuvo Flaño sobre la línea de gol, un y un tanto anulado a Cedric por fuera de juego. Todavía dio tiempo para la igualada del Salamanca, con Kike fusilando a Eduardo. La respuesta soriana no se hizo esperar y, con el tiempo cumplido, Dimas estableció el tercero y definitivo.