Ulloa devora a Osasuna

Se preguntarán muchos presidentes de Primera en qué andaban pensando cuando se les escapó un fichaje como el de Leo Ulloa. El delantero argentino, que llegó a España como becario del Castellón, cuajó dos temporadas más que decentes en Segunda. El Almería, que tiene un ojo clínico para el talento (Negredo, Felipe Melo, Alves, Piatti...), lo firmó. Pagó algo menos de dos millones de euros por un chico que había marcado 30 goles en dos años. Su nuevo Negredo. El Ciclón, con los dos de ayer, ya lleva siete en la Liga y seis en la Copa del Rey (donde es pichichi). Ayer dio dos zarpazos a un Osasuna que coquetea preocupantemente con el descenso. Necesita sumar fuera y no sabe cómo.

Investiga Camacho, por su parte, cómo es posible que salga sin intensidad un Osasuna que debería ser todo lo contrario, y que llegaba avisado. Los jugadores rojillos saltaron al campo sin tensión, como si la fiesta no fuera con ellos. A los veinte segundos ya habían concedido una ocasión y un córner al Almería. En el minuto once ya perdía por 2-0. Los rojiblancos, finos en la estrategia, con Bernardello luciendo un catálogo de gestos (así indican las jugadas que van a ejecutar) abrieron el marcador. Carlos García entró como un rayo al primer palo, buscando el balón como si le fuera la vida. Luego giró el cuello como rezan los manuales. Lo celebró con rabia, dedicado a su niña. Es el primer tanto que logra en Primera y con el Almería.

La rabia almeriense al abrir el marcador era también consecuencia de su hambre atrasada. Porque se pasó toda la primera vuelta sin lograr vencer en casa. Lo tuvo que conseguir ante Osasuna, que ha perdido en sus cuatro visitas al Mediterráneo.

En plena euforia, llegó el gol de Ulloa. Uche mandó un balón perfecto a la espalda de la defensa rojilla, Damià persiguió a Michel como quien sigue a una sombra y el lateral brasileño, estilo Dani Alves, se la dejó a Ulloa. El argentino, que conoce cada rincón del área como si fuese su propio cuerpo, la metió con la derecha.

Pero este Almería tiene una especie de anemia que le hace desplomarse. Es su Hyde de la Liga, Jekyll juega la Copa. Así que Osasuna se invitó a la fiesta. Tras el 2-0, levantó la mirada y señaló a Diego Alves. Los de Camacho embotellaron al Almería, que se desordenó táctica y mentalmente. Lo vieron claro Puñal y Aranda. El primero metió un pase magistral que pilló a los defensas del Almería contando frailes. Aranda, un hombre que es talento en estado puro, no perdonó. Vio la salida en falso de Alves, que dormitaba hasta ese momento, y se la coló por encima. Con alas nuevas, Osasuna se lo creyó. Pudo empatar el partido y cambiar el levante por el poniente. Pero Alves, esta vez sí, hizo un paradón increíble a Camuñas.

Piatti, con más voluntad que acierto ayer, cerró la primera mitad y abrió la segunda con dos 'uys'. Resucitó el Almería, aprovechando que Osasuna se había desabrochado la camisa en su impetuosa búsqueda del empate. El danés Jakobsen, que de vez en cuando hasta aporta cosas positivas, sacó un buen centro al área. Ulloa, quién si no, le robó la cartera a Josetxo y machacó de cabeza a Ricardo.

Con dos goles de ventaja, el Almería repitió esos feos ademanes de equipo inconstante. Osasuna metió a Lekic y trató de ser más directo. Hubo minutos de la nada, hasta que Lolo sacó ese cañón que tiene por pierna derecha en el área rojiblanca. Vargas lo interceptó.

Lekic.

Con el tiempo cumplido y después de que Piatti perdonase el cuarto, Lekic hizo de Ulloa y cabeceó a gol un gran centro de Aranda. Alves se quiso comer a más de uno. Porque en el minuto 92, con 3-2, llegó una ocasión más de Aranda y un córner que subió a rematar hasta Ricardo. Osasuna no encontró el empate y emite señales preocupantes. Está a un punto del pozo. El Almería, por su parte, intenta quitarse los complejos de la Liga y sentirse tan guapo como en la Copa del Rey, donde el miércoles le espera el Barcelona en semifinales...