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Copa del Rey | Almería 1 - Deportivo 0

Riazor dictará sentencia

Autogol de Rindaroy. Lassad estrelló un balón en el poste. Emotivo regreso, ocho meses después, de Pellerano. Partido aburridísimo e infumable.

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<b>PEGA PRIMERO. </b>El Almería toma ventaja con vistas a la vuelta.
PEGA PRIMERO. El Almería toma ventaja con vistas a la vuelta.

De esta eliminatoria tiene que salir el rival del Barcelona en semifinales (salvo que al Betis le diera por sorprender con el bombazo del milenio metiéndole seis goles al todopoderoso equipo de Josep Guardiola). Y, por el momento, quien tiene ventaja es el Almería. En un juego a doble partido, ganar por 1-0 es un notable resultado para quien gana y peligroso para el derrotado. Pero los azulgranas, independientemente de su potencial, estarán tranquilos si analizan el pésimo fútbol que anoche exportaron andaluces y gallegos.

En realidad, Almería y Deportivo protagonizaron el 'antipartido copero'. Por muy malo que sea un evento de esta índole, el mero dato de estar en fase de cara o cruz da emoción. Ayer nadie se conmovió con el rollazo que todos padecimos. Empezando por una grada con apenas 2.000 espectadores. Poco más que añadir.

La secuencia del único tanto del partido fue singular. Corría el minuto 35. Eléctrica acción del Duende Piatti; el esférico no es bien despejado por el central Rochela y termina en los pies del disciplinado Juanma Ortiz quien, con decisión, gana la línea de fondo. Sin apenas ángulo opta por la arriesgada decisión de chutar. El balón rebota en Rindaroy y se introduce en la portería defendida por Manu. Mala suerte la del noruego, quien ya vivió una acción similar contra el mismo rival (el Almería ganó en tierras coruñesas).

Precisamente Piatti era el único que con su velocidad trataba de calentar el gélido espectáculo. Fogonazos, pero algo era algo. El Deportivo, nada de nada. Como siempre, con tres centrales, como de costumbre serio y rocoso, como es habitual, casi impenetrable... pero al igual que el anfitrión contribuyendo a la internacionalización del bostezo como desgraciado compañero de ese espectáculo al que antaño decían 'balompié'.

Lassad, al poste.

El segundo acto transitó por un sendero de tedio similar (o peor). Al menos Lassad, a los 56 minutos, protagonizó la mejor jugada del partido. Se fue con elegancia de Bernardello, disparó y el balón, fibrosamente desviado por el siempre cumplidor Esteban, acabó dando en el poste. Fue la oportunidad más clara de un compromiso del que poco más tendríamos que añadir de no ser porque José Luis Oltra decidió conceder la alternativa a Oltra. Este es un delantero de 18 años nacido en Burkina Fasso (antiguo Alto Volta) y que aportó manerillas cuanto menos de clásico africano rapidillo.

El espectáculo (vamos a llamarle así) declinaba y declinaba hasta límites subterráneos. A los 68 minutos el malagueño Juan Rodríguez salía del terreno de juego para ser reemplazado por Juca. El hombre toreó como un campeón a pesar de haberse publicitado su próximo compromiso con el Getafe de Ángel Torres. Son las carambolas de la profesión de futbolista.

Y en el crepúsculo del bodrio, con ambos equipos dando por bueno el 1-0, se produjo la nota emotiva. Pellerano volvió a sentirse futbolista. Ocho meses después de su gravísima rotura del ligamento anterior de su rodilla derecha (que sufrió precisamente contra el Deportivo), este ejemplar deportista salió a los 88 minutos en medio del cariño de los jugadores de ambos equipos y del público. Pellerano, al igual que hiciera en su momento Manuel Pablo, ha demostrado que siempre es posible salir de un túnel por largo y oscuro que sea. Es el gran fichaje de invierno del Almería.

Y Estrada Fernández (un excelente colegiado) tuvo el bello gesto de dar el pitido final para alivio del personal que no aguantaba más. El Almería sueña con ser semifinalista por primera vez, el Deportivo superaría por quinta vez en su historia el listón de los cuartos de final. Pero en la fría (futbolísticamente) noche de ayer, se vio claro que las penurias ligueras atenazan a los rojiblancos; el Depor ofrece oficio y paciencia. Sabe a lo que juega y sabe que su estadio herculino es un fortín. Pero lo malo de este partido fue que si algún valiente trató de verlo por la televisión, seguro que cambió de canal. Esa es la cara B del deporte. Del fútbol. Esto es lo que hay.