Copa del Rey | Getafe 1 - Betis 3

Campanada de un Betis mágico

El Getafe, párvulo y perdido. Inmenso Salva Sevilla. Doblete de Rubén Castro. Espera el Barça.

<b>UN MONTÓN DE ALEGRÍA. </b>Jorge Molina (de espaldas), Rubén Castro (tumbado) y Ezequiel (de frente) celebran el 0-3 con Salva Sevilla e Isidoro felicitándose detrás.
Javier Hernández
Redactor en el Diario AS desde 1992. Presentador, narrador y comentarista de Turf en TVE durante 16 años (2005-2021). Autor del libro 'Atleti somos nosotros'.
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El Getafe se llevó el coscorrón más grande de su reciente historia. En Día de Reyes y por la mañana, festivo pero sin nocturnidad, y con la ventaja de traer un 1-2 de la ida, fue eliminado de la Copa por un Betis mágico que desde el inicio le cogió de la solapa, le zarandeó, le acogotó... un Betis que necesitaba marcar dos goles y que pudo hacer veinte, un Betis que le quitó el balón y que no les levantó la novia porque estarían desempaquetando regalos en casa. Un Betis para sentirse orgulloso, un Betis de Primera ante un Getafe de Segunda.

Quien subestima al rival, acaba llorando su confianza. Le pasó al Getafe. Míchel se equivocó de salida. Decidió jugar sin bandas dejando a Gavilán y a Manu en el banquillo. Pedro Ríos estaba en casa por gastroenteritis. Cambió esquema, cambió posiciones y cambió nombres, y así pasó al diestro Miguel Torres del lateral derecho al izquierdo y en la media alineó a cuatro centrocampistas de toque. La idea era retener el balón desde la calidad técnica de Víctor, Parejo, Boateng y Mosquera. El resultado fue otro: el Geta no sólo no tocó el balón, ni lo olió.

El juego fue del Betis. Sólo en la primera parte generó ocasiones para haber remontado la eliminatoria dos veces. Ustari realizó una docena de meritorias paradas en el primer tiempo, para desesperación de Jorge Molina, Rubén Castro y Emaná, despiertos en el juego, cegados ante la portería.

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Fue Salva Sevilla quien condujo al Betis al país de las maravillas. Con su capacidad espacial para adivinar los huecos y su calidad para poner el balón donde antes puso el ojo, fue dibujando pases uno tras otro hasta que Jorge Molina y Rubén Castro cambiaron el verbo, fallar por acertar. El Getafe se sorprendió con el 0-1, le asustó el 0-2 y lloró el 0-3. Y ahora que se prepare el Barça, que el Betis, estando en Segunda, ya le eliminó de la Copa en 1994.

El Getafe quedó dolido. Le convendría analizar porque se han tirado dos competiciones (Europa League y Copa del Rey) de igual forma: desinterés en las alineaciones y apatía en los jugadores.

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