El Villarreal reina sobre el Valencia

Empezaremos por el final porque el maremágnum anterior nos llevaría a una confusión que impediría apreciar la grandeza de lo vivido y el tremendo logro protagonizado por un equipo dispuesto a hacer historia. Arrancaremos pues con la imagen de un Villarreal eufórico abrazado en una piña en el centro del campo alegrándole la vida a los suyos, que se partían las manos agradeciéndoles tamaño regalo de Reyes. No era para menos. Hay aficionados que acuden décadas a su estadio para vivir algo así y terminan por desistir sin lograrlo. No es el caso de los del Villarreal, que rememoraron sus noches de Champions, aquel gol de Arruabarrena al Inter de Milán... la gloria. La escena triunfal de Juan Carlos Garrido y los suyos lo dice todo, sobre todo para los que al descanso dieran por sentenciada la eliminatoria (lo parecía) con el 0-2 que había logrado un Valencia superior.

Pero a este Submarino su entrenador le ha metido una sobredosis de orgullo y eso, unido a su creencia de que al cielo se llega por el camino del buen fútbol, le dio un premio más moral que real, porque en el fondo 'sólo' se jugaban el pase a cuartos de la Copa, aunque realmente se dirimía sobre el tapete de El Madrigal la supremacía de la Comunitat, donde ya indiscutiblemente manda el amarillo merced a una épica remontada, inexplicable para los chés y con el nombre de Giuseppe Rossi (dos goles y una asistencia) en lo alto.

Se puede concluir que triunfó el buen fútbol, que el chico bueno acabó la película besando a la rubia, pero para llegar a ese epílogo tuvo que superar una serie de adversidades increíbles porque el enemigo no era un cualquiera, era un Valencia que ya le había frenado dos veces en las últimas semanas y que durante 45 minutos había llevado la película a su guión. Se venía otro final, feliz para los chés, en el que al cielo se llegaba por el trabajo y los obreros vencían a los artistas. Fue así hasta que los delineantes se calzaron el mono y el casco y demostraron que podían bajar al barro igual que su rival y, encima, construir castillos con él. Resultado final, remontada y pase a cuartos para el Villarreal.

El 3-4-3.

De entrada la noticia fue que no hubo noticia: Emery volvió a apostar por el sistema que ya había empleado con éxito ante el Villarreal y Garrido tampoco preparó nada nuevo pues su éxito se basa en apostarlo todo a una idea y morir (de momento no) con ella. Fuera o no por el manoseado 3-4-3, lo cierto es que los chés mandaron durante la primera mitad con una superioridad que acomplejó al Villarreal. Los de Unai borraron al rival, que acusó el regalo de su portero en el primer tanto, y lo pusieron contra las cuerdas con un golazo de Soldado.

El valencianismo se frotaba las manos al descanso, se veía en los cuartos y no le faltaba razón porque el rival no inquietaba a Guaita y no se intuían argumentos para soñar con la remontada. Pero el vahído que ya le dio a los chés en Riazor el año pasado en este mismo torneo o en el Camp Nou esta campaña, volvió a afectar a los de Emery que, en tres minutos, se vieron con un 2-2 que mostró todos sus defectos (falta de contundencia, jugadores sin carácter, coladero de la banda izquierda...) y los descolocó por completo. Del equipo presionante, agresivo y dominador del primer acto no quedaba nada y ahí se disparó el Villarreal.

Garrido habló al final de fe, coraje, orgullo... de todo eso hubo y en la misma medida hubo falta de todo eso en el Valencia. Pero el hilo conductor de la remontada fue el fútbol de calidad, el toque, lo que trenzó el Villarreal para fabricar un 3-2 que resume de qué va cada uno de los dos clubes que pujan por la supremacía de la Comunitat. Desde ayer el bastón de mando lo lleva el Villarreal, por incomparecencia valencianista en la segunda mitad, eso sí.

El detalle. El valencia se queda sin prima

La importancia que tenía superar la eliminatoria propició que los dirigentes del Valencia prometieran una prima a sus futbolistas si eliminaban al Villarreal y ganaban el primer encuentro liguero del año ante el Espanyol. Como vencieron a los pericos, ayer se jugaban el premio económico, pero se qudaron sin él tras su mala segunda mitad.