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Copa del Rey | Málaga 0 - Sevilla 3

El campeón impone su ley

Romaric, de falta directa, anotó su tercer gol en la eliminatoria. Debut de Asenjo, Camacho, Maresca y Demichelis. Gol 100 de Luis Fabiano.

<b>TRADICIÓN. </b>Achille Emaná pide el habitual sombrero con el que celebra sus goles con el Betis.
TRADICIÓN. Achille Emaná pide el habitual sombrero con el que celebra sus goles con el Betis.

El Sevilla seguirá defendiendo su título de campeón de Copa. El estado de gracia en el que se encuentra Romaric desmontó la estrategia de un Málaga en reforma, en plena pretemporada y con mucho trabajo para Pellegrini. Sin brillantez, pero con disciplina y amparados en unos serios Alexis y Escudé (que aburrieron a Rondón). El torneo del KO es el paraíso para un Sevilla, sumido en dudas ligueras, pero que se esfuerza pasa sacar de nuevo la cabeza.

Debutaron de primeras tres de los cinco megafichajes del Málaga con Maresca en el banquillo. Cada cual cogió el dorsal de los cuatro profesionales con quienes, reglamentariamente, se alcanzaron acuerdos de desvinculación; el Sevilla de Manzano, crepuscular y decadente, apostó de salida por un clásico planteamiento de equipo menor. Ultradefensivo para empezar, paciente, jugando con el reloj a favor y sabiendo superar el desfondamiento prematuro de un Málaga que empezó corriendo mucho, pero mal. Correr sin ton ni son no es correr bien. Y la propuesta de fútbol-gaseosa blanquiazul ofrecía más ruido que nueces, más humo que fuego, más Chau chau que riau riau.

La realidad fue que la única ocasión que tuvieron los nervionenses en la primera parte (Luis Fabiano, minuto 37) fue la más clara de todo esta mitad de acto. Los remates previos de Camacho, Eliseu y Demichelis apenas hicieron pestañear a un Palop que a sus 38 años sigue estando hecho un pincel.

Conservadurismo del Sevilla más impotencia del Málaga, nos daba como resultado un partido copero. Aburrido pero copero. El Sevilla hacía lo que debía en aras de administrar los dos goles de ventaja que se trajo del Sánchez Pizjuán. El Málaga era más sólido, pero Alexis y Escudé hacían de barrera que impedía libertades a un Rondón que mostró en la ida, marcando dos goles, de lo que es capaz. Precauciones. También las tomó Pellegrini dando consignas a su medio campo de que no dejase ni un hueco a Romaric al que se le ve por fin con ganas de rebatir a quienes discuten la idoneidad de haber invertido doce millones de euros en su fichaje. Le sobra calidad al de Costa de Marfil.

Estreno de Maresca.

El segundo tiempo trajo el cuarto debut del nuevo Málaga. Enzo Maresca, el ex sevillista recordado por sus dos goles al Middlesborough en la histórica final de la Copa de la UEFA de 2006 jugada de Eindhoven. El Sevilla seguía sin sufrir demasiado y hasta se alió con la Diosa Fortuna a los 51 minutos. Romaric, con su excelsa zurda lanzó una falta. Suave pero colocada. Asenjo se confíó y el balón, de forma silenciosa, se coló en la red. Su tercer gol en esta eliminatoria.

La Rosaleda se encendió tres minutos después con un derribo de Escudé sobre Weligton dentro del área. Posible penalti que no pitó Iglesias Villanueva.

Con tres goles de ventaja, el corazón impulsivo, pero descerebrado del Málaga contra el fútbol italiano y aburrido, pero tremendamente efectivo del Campeón de Copa que sentenció a los 64 minutos. Sin Mtiliga, que ocho minutos después había sido sustituido por Portillo, Navas gozó de ese soñado pasillo por el que entró cual centella. Su pase de la muerte fue maravillosamente resuelto por el talentoso Perotti. El 0-2. La sentencia.

Para colmo de males, el Málaga, a los 71 minutos se quedó, con 10 por expulsión de Weligton, que vio su segunda amarilla por una entrada sobre Romaric demasiado varonil. Ya daba lo mismo. Todo estaba visto para sentencia y El 0-3, en artística falta lanzada por Luis Fabiano agrandó la frontera entre un Málaga roto y en formación y un Sevilla que por lo menos empuja y trata de reflotar aunque esté lejos de su mejor propuesta futbolística. Además, O Fabuloso liberó tensiones con un gol largamente buscado. Es su gol número 100 con la camiseta sevillista. Normal que lo festejara con la alegría que lo celebró. Y mientras Pellegrini que tiene trabajo por delante. Muchísimo trabajo.