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Liga BBVA | Athletic 1 - Deportivo 2

Adrián castiga con dureza a un Athletic sin puntería

El Deportivo se alió con la fortuna para ganar en Bilbao.

Jose L. Artetxe
<b>LA ESTOCADA. </b>Adrián López chuta ante la impotencia de Ustaritz, Gurpegui desviaría el balón que moriría en las mallas de Iraizoz.
LA ESTOCADA. Adrián López chuta ante la impotencia de Ustaritz, Gurpegui desviaría el balón que moriría en las mallas de Iraizoz.gaizka bilbao

El Deportivo se llevó de Bilbao tres puntos de los que saben a gloria, por lo que significan en la tabla y por la desproporción que existe entre su valor real, objetivo, y los méritos futbolísticos que acumuló. En una tarde donde la espesura casi lo invadió todo, el grupo de Lotina ofreció una pobre impresión, maquillada por tres chispazos determinantes a cargo de Adrián. Justo al revés de lo que sucedió con los múltiples intentos de remate de Llorente, Toquero y compañía. Una mezcla de infortunio y falta de pericia fue lo que condenó al Athletic a una derrota a la que acaso se hizo acreedor, pero no si ello se traduce, como así fue, en la victoria del equipo que ayer tuvo delante.

El Deportivo salió a aguantar lo que le viniese encima y fue bastante, pero la puntería ayer no sonrió a los rojiblancos y, en última instancia, Aranzubía hizo bien su trabajo.

Tanta munición malgastada, sobre todo de salida, en el área visitante fue como una premonición: el Deportivo salvó el pellejo por puro azar y su delantero hurgó en la inseguridad de los centrales para agradecer tanta generosidad y enloquecer el choque.

El árbitro.

La muy discutible decisión de Rubinos Pérez al ver penalti en el forzado robo de Ustaritz a Adrián, estuvo insuflando oxígeno puro a un conjunto sin alma, a merced de un anfitrión honrado, aunque fallón. El árbitro fue muy protestado, pero la roja de San José pareció de libro. La primera tarjeta a Rodríguez, excesiva.

Diez para diez, el Athletic cargó tras el descanso, pero entonces Adrián destrozó las expectativas del anfitrión en otro lance aislado. En adelante, el Athletic se fue desinflando, cansado de ir e ir para nada, desmoralizado.

Cuando nada ya hacía presagiar un final caliente, lo hubo, con ocasiones de Llorente, paradón de Aranzubía a Gabilondo, cabezazo de Iraizoz en el último córner. El Deportivo, tripa arriba, volvió a tener mucha suerte en ese tramo donde La Catedral rugió de veras. El empate era lo mínimo que el Athletic debió sacar, pero ayer era el día del Deportivo. Es evidente, pues jugando así, al paso y apelotonado atrás, ganar es un como un milagro.