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Objetivo indiscreto | Real Madrid

Un gol y un tratado de cómo buscarse la vida

Ante el Athletic, Higuaín enseñó el camino a sus sustitutos.

<b>EJECUCIÓN EN DOCE IMÁGENES. </b>Higuaín, en singular pelea contra los centrales del Athletic que culminó con un gol.
jesús rubio

Fue su último gol, recordarán, frente al Athletic, el 20 de noviembre del año pasado. Y fue más que un gol: casi una autobiografía. Así es Higuaín. Para esto sirve y con esto se enfrenta. En el trance que nos ilustra, expuesto en una secuencia, se relata la utilidad su cuerpo: tronco recio, piernas cortas, cachas bajas. Como el Torpedo Müller. Como Romario. Como el Kun, sin ir más lejos. Delanteros con un centro de gravedad tan bajo que se convierten, por gracia de la genética, en futbolistas con sistema antivuelco, inmunes a empujones, cargas, zarpazos y vientos de fuerza 9. Observen a Amorebieta. Su marcaje comienza en achuchón y termina en intento de osotogari. Sin éxito. Higuaín escapa. Aparentemente tosco, aparentemente lento, trabado y espeso. Todo mentira. No es Nureyev, queda claro. Pero no se sobrevive con tutú entre los feroces centrales del mundo.

Choque.

Conseguida la ventaja, el fugado asalta a San José, que en este belén no es amable carpintero sino navarro de 21 años, calculen. Tampoco se inmuta Higuaín. Donde espera el impacto coloca el cuerpo, costillar de ternero argentino. Y San José, que tiene energía para hacer el Dakar corriendo, sale despedido.

Llegados a esa casilla, A3, si jugáramos a los barquitos, Iraola ya se ha echado las manos a la boca para anunciar el desastre. No se pierdan el detalle. Luego, presa del pánico, el lateral se tapará los ojos. Si nos lee Caparrós le castigará viendo 200 veces La Matanza de Texas. Nos disculpe.

Bien, vale. Acepto que todo lo dicho lo podría lograr un tarugo con suerte, Almeida, quizá. Sin embargo en la ejecución del gol se explica lo demás. Plantado frente a Iraizoz y superviviente de un bombardeo, Higuaín recupera la vertical y la compostura; la calma, diríamos. Los malos delanteros agonizan hasta el último golpeo; los buenos, lo saborean. Regresen a las dos últimas imágenes. Se relame.

En resumen: finos estilistas o los delanteros búscatelavida, los que no necesitan jugada, sino balón. Higuaín pertenece a esa estirpe. El problema de su baja es evidente. Lo fácil es gastar y equivocarse. Lo que requiere esfuerzo es poner estos vídeos a Morata y echar cayena a la comida de Benzema. Pero se impone.