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Atlético de Madrid | La intrahistoria

Cerezo, enfadado por el traspaso

Ha impedido que se fuera gratis.

Cerezo estaba ayer muy disgustado. Los que conocen bien al presidente del Atlético aseguran que pocas veces se le ha visto tan contrariado como en el acto de despedida de Simao. El presidente ya mostró su enfado en la comida que el club ofreció a la Prensa el pasado día 13. Cerezo dijo que era normal que Simao se fuera porque el club no había hecho nada por retenerle. El presidente no entiende que el Atlético tenga que prescindir de un jugador de ese nivel, uno de los capitanes, y un futbolista con peso específico dentro y fuera del campo.

El enfado es doble porque nadie le había informado de la marcha del portugués. Cuentan los que conocen la casa que Pitarch no se salva ya de esta. El director deportivo anda con la mosca detrás de la oreja, pues entiende que será su último año en la entidad. El título de Europa League hizo que siguiera, pero el Atlético está a punto de cerrar un ciclo. Quizá por eso Pitarch sacó pecho de su gestión en la comida de veteranos del martes en Las Lomas. Sólo Gil Marín le sostiene. La marcha de Simao ha provocado otro pequeño cisma en el club, aunque no es hora de declaraciones fuera de tono. El equipo lucha por estar entre los cuatro primeros, aunque perdiera a Jurado y ahora pase lo mismo con Simao. Asenjo, Juanito y Camacho también se irán y la plantilla rojiblanca queda con 19 fichas profesionales (contando con Elías). La llegada de Juanfran supondría tener uno más, pero se antoja una cifra pequeña. Pese a ello Quique y los suyos intentan quedar en Champions. Simao se marchó llorando y a los más íntimos contó que aguantó hasta el final una oferta rojiblanca que nunca llegó. De ahí el enfado de Cerezo que insistió en que Simao no podía irse gratis. Desde el club turco dicen que pagarán 900.000 euros. En el Atlético parece que nunca hay tiempos de paz.