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Barcelona | La intrahistoria

El padre de Xavi evitó que su hijo fuese perico

Xavi Hernández estuvo a punto de escribir su carrera de futbolista vestido de blanquiazul. Sólo lo frenó la pasión de su padre Joaquín por el Barça, lo que impidió que se cerrase su pase al Espanyol en 1990. Aunque Oriol Tort, ex coordinador del fútbol base azulgrana, lo vio a los seis años y ya activó a sus ojeadores para que lo siguieran, fue el club perico quien le hizo la primera propuesta seria.

Xavi era alevín, tenía 10 años, jugaba con el 7 y de extremo derecha en el Terrassa, según explica el ex coordinador del fútbol base Jose Manuel Casanova. Era menudo, veloz y, sobre todo, muy técnico.

Una mañana cualquiera jugó el alevín del Terrassa frente al del Espanyol. A Dani Solsona, ex director deportivo, y Casanova les llamó la atención las cualidades del 7 y rápidamente se interesaron por él. Aquel Espanyol no era todavía un referente del fútbol base. Pero los responsables técnicos estaban convencidos de que sólo a base de esfuerzos mejorarían el nivel de la cantera. Por eso, a Xavi fue al primer jugador que se le ofreció el servicio de taxi. El club asumiría los viajes desde Terrassa. Pero la propuesta blanquiazul topó con el no del padre, quien a los pocos meses vio cómo se cumplía su sueño y el Barça por fin se decidió por él.