Alerta amarilla para el Sevilla: llega el Borussia

Está el chiringuito de Nervión tiritando por el temporal que le está cayendo al Sevilla y lo que viene desde Westfalia es un tsunami amarillo. Con ustedes el Borussia Dortmund, el milagro de ese entrañable loco que es Jurgen Klopp. Kloppo, que celebra todos los goles como Mourinho en el Camp Nou, se ha inventado un equipo que es el orgullo de la legendaria Sud-Tribune del Westfalen. Dortmund vive en una nube que ya recuerda al memorable Borussia de Hitzfeld. Es un equipo insultantemente joven y exuberante que está a punto de batir un récord histórico en la Bundesliga. Mejor equipo de la historia en una primera vuelta. Superará al Hamburgo de Happel. Da miedo. Se intuye época dorada.

Así que al Sevilla de esta noche le toca dar un giro a lo que una vez dijo Menotti sobre España. No es ser toro o torero. Es ser toro y torero. Nervión exige un Sevilla miura, sin los fantasmas del CSKA o del Sporting de Braga. Pero también reclama un Sevilla torero, que recupere el balón con los ojos ensangrentados y que juegue y piense. Que recupere el aroma de equipo joven y ganador que fue la envidia de Europa. Hoy vale ganar o empatar para pasar. Aunque es inevitable pensar que está cerrando un ciclo. En silencio, con pena.

Reacción. O quizá no. Quizá se revuelva como un león, como el año pasado. Así es el Sevilla. No conviene menospreciarle. Probablemente no estará Navas, pero sí Palop frente a otro japonés: Kagawa. Tiene experiencia (Escudé, Zokora), chispa y talento (Capel y Perotti). Y gol (Kanouté y Luis Fabiano). El Sevilla debe jugar a ser grande, sin especular. Es una final. Y de nuevo ante 45.000 Guardianes de Nervión.