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LIGA DE CAMPEONES | REAL MADRID 4 - AUXERRE 0

La noche de Benzema y Sarabia

Hat-trick de Benzema y debut de los canteranos Adán y Sarabia, que dejó detalles para la ilusión en el Bernabéu. Cristiano Ronaldo completó la goleada y el Madrid ya espera rival en octavos.

<b>ENTRE LOS DOS.</b> Benzema y Cristiano firmaron los goles contra el Auxerre.
ENTRE LOS DOS. Benzema y Cristiano firmaron los goles contra el Auxerre.AP

El Real Madrid cumplió el trámite. Puso un sello con aplicada vocación funcionarial y despachó al Auxerre sin mayor esfuerzo ni motivación. Completó invicto la fase de grupos, purgó las sanciones por la pantomima de Amsterdam , los suplentes habituales acumularon minutos, alguno sin mayor gloria, y Karim Benzema vivió su gran noche. Dejó su nombre para el recuerdo, al marcar el gol 300 del Madrid desde que la Copa de Europa se llama Liga de Campeones, y firmó su primer hat-trick vestido de blanco. El francés continúa con su lento despertar y fue quien más provecho sacó de un encuentro que no olvidarán los canteranos Adán y Sarabia. El primero dispuso de 45 minutos, el segundo, de poco más de 20 y dejó detalles para la ilusión y la esperanza. Tiene descaro y calidad. Hay vida en Valdebebas, sólo hay que atreverse a descubrirla.

El partido se presentaba extraño y extraño fue. Porque ya es un hecho excepcional ver a Dudek como portero titular, pero más raro aún es que ni pudiera terminar la primera parte después de recibir un golpe en la cara. Le sustituyó Adán. Tampoco es normal que el entrenador del Madrid tuviera que ver el encuentro aislado en algún punto del Bernabéu. Fue la peculiar penitencia que le impuso la UEFA por el teatrillo que montó en el Amsterdam Arena. Pero nada puede superar el hecho de ver a Mahamadou Diarra luciendo el brazalete de capitán. Algo debe estar fallando para que eso suceda. Ni tan simbólica cinta calma los ánimos del impetuoso malí, que protagonizó la acción más fea de la noche, una brutal entrada a Birsa que mereció la roja.

Todo lo que se vio en el Bernabéu se resume en los goles y en el estreno de los canteranos Adán y Sarabia. Morata tendrá que esperar. El primer gol, de Benzema de cabeza a pase de Cristiano. El segundo, del portugués, que efectuó un desmarque de manual y fusiló a Sorin con potencia y precisión después de recibir el balón de Marcelo, el futbolista más enchufado del Madrid junto al francés. Repitió Benzema, que regaló un fabuloso control del balón con el que se cocinó más de medio gol. Mejoró con esa acción el ya de por sí buen pase de Lass. En el cuarto, y tercero suyo, el francés aprovechó un regalo de Sorin para batirle con una sutil vaselina. Cuatro acciones que solucionaron una noche que quedó justificada más que por esos tantos, por la ilusión que despertó Sarabia. Se movió bien entre líneas, se asoció con soltura con sus compañeros, regaló incluso un taconazo y se movió por el césped del Bernabéu como si llevara toda la vida haciéndolo. Quizá es porque lleva toda la vida soñándolo.

El Madrid volvió a presentarse con su dibujo más habitual, el 4-2-3-1. Diarra y Lass formaron un mediocentro de dos cuerpos y una sola cabeza, la de Lass. Volvió a malgastar una nueva oportunidad Granero, que combinó algún detalle de calidad con interminables minutos de ausencia. Lo mismo vale para Pedro León, un futbolista que por ahora parece demasiado disperso para exprimir su enorme talento. Tan solvente como de costumbre estuvo Albiol, que terminó de lateral derecho; Arbeloa se mostró correcto y acabó en la banda izquierda cuando Garay sustituyó a Marcelo. Dudek dejó un par de buenas intervenciones y a Adán no le tembló el pulso.

Estuvo generoso el árbitro con el Madrid, al mirar hacia otro lado cuando Carvalho derribó a Oliech a los diez minutos. El rápido y hábil extremo representó, junto a Pedretti, la mejor cara de un discreto Auxerre, que apenas asustó en toda la noche. Los suplentes del Madrid son mejores que los titulares de los franceses, que fueron perdiendo toda motivación conforme le caían encima los goles del Madrid y los del Ajax, que ganó al Milan y continuará su aventura continental en la Europa League.

El Madrid dominó sin discusión de principio a fin, apoyado en la autoridad de su pegada, que disimula defectos propios y exagera la de los rivales. Ganó con solvencia y no sufrió, que es lo mínimo que se le puede exigir en estos partidos tan intrascendentes. El trabajo lo había hecho antes.