NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga BBVA | Deportivo 1 - Hércules 0

La pizarra de Lotina decidió

Lassad marcó en jugada de estrategia. El Hércules sigue sin puntuar en Riazor. Los coruñeses dejan el descenso a siete puntos. Partido discreto de ambos

Actualizado a
<b>POSIBLE PENALTI. </b>Lopo se quejó amargamente de un agarrón de Abel Aguilar en el área del Hércules durante la primera mitad del Deportivo.
POSIBLE PENALTI. Lopo se quejó amargamente de un agarrón de Abel Aguilar en el área del Hércules durante la primera mitad del Deportivo.

El Deportivo tiene un filón en su defensa de cinco. Por un lado, hacerle un gol cuesta un riñón y parte del otro. Por otro, cuando falla el fútbol, queda la estrategia. Ayer sucedió lo segundo en un soporífero partido que se resolvió en una perfecta jugada de estrategia salida de la pizarra de Lotina. Falta sacada por Saúl al segundo palo, prolongación de Colotto de cabeza y gol a placer de un Lassad que no sabía lo que era marcar en Liga desde hacía trece meses.

La victoria le sirve al Deportivo para alejarse del pelotón del sufrimiento, donde sigue el Hércules. Los coruñeses han dejado el descenso a siete puntos y Europa, sí Europa, a sólo cinco. Quién lo iba a decir hace sólo un mes cuando los coruñeses eran penúltimos. Es un secreto a gritos que la clave está en su defensa de tres centrales, lo mismo que los problemas del Hércules están en su debilidad fuera. Después de su campanazo en el Camp Nou, los de Esteban Vigo no encuentran el camino lejos del Rico Pérez. Ayer, de su triángulo de oro, sólo cumplió Valdez. El paso de Drenthe, que se marchó al vestuario directamente tras ser sustituido, fue simbólico. El de Trezeguet, que se encontraba con un viejo rival de Champions, lo mismo. Y todo para sellar el gafe del club alicantino en Riazor, una plaza en la que no ha sido capaz de puntuar en sus seis visitas y que está sirviendo de pista de despegue para el Depor.

Pero el primer soplo del partido llegó desde el mediocentro. Finalmente Esteban se decidió por Fritzler sacrificando a Tiago. Lotina también varió sus pivotes, aunque en su caso de manera obligada. Juan Rodríguez, que iba a celebrar 200 partidos en Primera, pasó el domingo una noche de perros por culpa de una gastroenteritis vírica. La pieza elegida fue Antonio Tomás, que encontró la puerta más inesperada para volver al once.

Puede que el mediocentro fuese lo único en común entre ambos equipos, con dos estilos de juego muy diferentes. El Hércules encomendado a su triángulo de oro (Trezeguet, Valdez y Drenthe) y el Depor agarrado a su defensa de cinco. Dos formas de entender el fútbol para buscar el primer gran objetivo de casi todos los clubes de Primera: la salvación.

Aunque los caminos eran diferentes, el destino fue el mismo: igualdad. El guion marcaba orden y defensa antes que ataque, y las transiciones eran tan lentas que impedían cualquier atisbo de sorpresa. Con el colectivo firme en sus puestos, lo único que se vio en el primer tiempo fueron chispazos. Trezeguet, rozando el peligro con ajustados fuera de juego. Lopo pidiendo un penalti, que pudo serlo, de Abel Aguilar. Fernández Borbalán perdonando una amarilla de libro a Pamarot y sacando otra ridícula a Lopo tras un piscinazo de Tote. Urreta, con un par de cabalgadas que despertó a más de uno en la grada. Valdez con dos cabezazos que le recordaron a Aranzubía que su trabajo es parar. Saúl, haciendo lo propio con Calatayud desde la distancia. Pequeñas cositas.

Suplentes activos. El segundo tiempo arrancó con sangre, la que puso el Depor en la mejor jugada de ataque del partido. Rápida contra, con taconazo de Saúl incluido, que Adrián remata tras una buena jugada individual y Calatayud responde con una parada de mérito. Fue una gota de agua en el oasis, porque el partido volvió a los parámetros del primer tiempo hasta que los relevos que llegaron desde el banquillo se hicieron protagonistas. Primero Lassad, con un gol que le libera de una ansiedad que duraba más de un año y que sirve para firmar la tercera victoria consecutiva del Depor en casa, con siete goles a favor y ninguno en contra. No está mal, no.

El otro protagonista fue Portillo. El delantero madrileño entró en el minuto 80, pero diez minutos le bastaron para disfrutar de dos ocasiones de gol. La puntería falló, pero en el último segundo de partido pudo acabar con el gafe de Riazor. No ocurrió, y mientras el Depor va a comer tranquilo el turrón, el Hércules tendrá que buscar sosiego. Puede que en el Rico Pérez, su granero de puntos.